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Viernes 22 de Noviembre 2024

Las viudas, un grupo vulnerable que en México casi nadie ve

 

Fausta Marcos Chino tiene 28 años de edad y ya es viuda. Su marido murió en Estados Unidos hace poco más de un mes y desde entonces no sólo se le cerró el mundo, también las puertas de las instituciones de gobierno a donde ha recurrido en busca de ayuda para ella y sus hijos; […]


Fausta Marcos Chino tiene 28 años de edad y ya es viuda. Su marido murió en Estados Unidos hace poco más de un mes y desde entonces no sólo se le cerró el mundo, también las puertas de las instituciones de gobierno a donde ha recurrido en busca de ayuda para ella y sus hijos; no pide mucho, sólo una beca para que sus tres menores tengan la escuela asegurada.

Esta viuda, al igual que millones de ellas en México, tampoco tiene la certeza de acceso a los servicios básicos de salud, ni a la posibilidad de tener una vivienda, mucho menos aspira a contar con una pensión económica que le garantice su tranquila subsistencia y la de su familia, de la que ahora es jefa.

El de las viudas es el sector invisible por el que en México casi nadie ve. No existe un organismo federal, ni en ninguna de las entidades del país, que atienda exclusivamente los problemas de estas mujeres, lo que les obliga a vivir en la precariedad económica y a la exposición social, que en algunos casos llega a la mendicidad.

Algunos destellos de ayuda para ese sector se han registrado desde la Secretaría de Desarrollo Social, en donde la mayor de las acciones es el llamado Seguro de Vida para Jefas de Familia, que no alcanza a resolver las necesidades económica de las que se han quedado sin marido, al aportar de 330 a 2 mil 40 pesos mensuales.

De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en el país, ocho de cada 10 personas en estado de viudez son mujeres, pero lo que no dice ningún censo oficial es que el de las viudas es el sector más olvidado de todos los estratos sociales, pese a ir en aumento por razones de la violencia.

Del 2006 a la fecha, el índice de viudas ha crecido en forma acelerada, como producto de la incidencia proporcional que deriva del número de asesinatos generados por la llamada Guerra Contra el Narco, que hasta el mes de julio de este año ya había dejado 201 mil 581 personas asesinadas, de las que al menos el 80 por ciento eran hombres que dejaron una viuda.

Es decir, en base a las estadísticas estimadas por el sociólogo Edgar Morín, se calcula que sólo en 10 años y siete meses de Guerra Contra el Narco, el número de viudas en el país creció en poco de 140 mil.

“A las que se debe agregar a las esposas y concubinas de los presos, que también es una forma de viudez”, dijo el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde el punto de vista del doctor en sociología, las esposas de los presos se enfrentan a los mismos problemas que las viudas por fallecimiento de sus esposos: desamparo social, precariedad económica, falta de acceso a los servicios de salud y relevo en la jefatura del mando familiar.

Esa otra forma de viudez que señala el doctor Edgar Morín, la de las esposas de los reclusos detenidos en el marco de la Guerra Contra el Narco, se refleja en su estadística que indica que sólo por delitos contra la salud, 10 mil 334 presos dejaron en el desamparo a 6 mil 769 mujeres, que de la noche a la mañana se quedaron sin sustento económico y no existe instancia que vea por ellas.

A la cifras del investigador social se debe agregar también la de las “viudas” de los presos detenidos por el delito de homicidio, también dentro del marco de la Guerra Contra el Narco, que hasta el año pasado eran 6 mil 266 internos, mismos que dejaron en el desamparo económico y social a poco más de 4 mil 219 mujeres.

Otro sector que ha dejado “viudas”, sin que sean reconocidas como tal de manera oficial por razones técnicas y legales, son los desaparecidos, de los que se sabe que 73 por ciento eran hombres, y de ellos, el 82 por ciento tenían alguna responsabilidad marital, fuera en unión libre o matrimonio formal.

Dicho en otras palabras, de las 32 mil 146 personas que se reconocen como desaparecidas ante instancias del fuero local y federal, al menos 23 mil 794 eran hombres, de los que se sabe por lo menos 17 mil 370 dejaron a una mujer en el desamparo social y económico, las que a la fecha no reciben ninguna asistencia social de dependencia oficial alguna.

La Guerra Contra el Narco, desde el 2006 al primer semestre del 2017, ha dejado un saldo de viudas formales y extraoficiales, entre las que se encuentran las mujeres de los abatidos, que dejan los presos y las de los desaparecidos, que se calcula en 171 mil 888, la mayoría en el desamparo.

‘Viudas’ sin serlo

María Dolores Barajas vive un infierno. Desde que su cónyuge Mauricio Estrada Zamora, un periodista del diario La Opinión de Apatzingán desapareció en Michoacán, el 12 de febrero del 2008, no ha podido cobrar su pensión, está a punto de perder su casa y no tiene acceso al servicio médico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Su estatus social ha quedado indefinido. En ninguna instancia oficial donde la mujer pretende hacer trámites se le quiere reconocer su condición de viuda. El argumento es que no presenta el acta de defunción. Y no presenta ese documento, porque Mauricio Estrada se encuentra en calidad de desaparecido.

Sin cuerpo, Mauricio no está muerto, y si no está muerto Dolores Barajas no puede tener un acta de defunción que le permita reclamar algún beneficio por su viudez. Ella ha tocado a las puertas de todas las dependencias posibles para obtener el documento que le permita reconocerse oficialmente como viuda, pero no ha tenido ninguna respuesta.

Una situación similar enfrenta Socorro, la concubina de un exmilitar detenido en Uruapan acusado de ser parte de una célula criminal y que fue sentenciado desde hace dos años a prisión por 25 años, por los delitos de delincuencia organizada y fomento al narcotráfico. Ella ya se sabe viuda, pero oficialmente no lo es.