¿Y la bandera anticorrupción?
Es difícil creerle al primer mandatario el discurso de que se investigará si se cometieron actos de corrupción entorno a los contratos de Bartlett
Por: Kenia López Rabadán*
El gobierno de López Obrador “supuestamente” se ha regido bajo el estandarte de la anticorrupción. Al menos, eso fue lo que pregonó durante su última campaña presidencial en 2018, sin embargo, tras sus diecisiete meses en el poder, esto se ha tornado de matices incomprensibles.
Se podría decir que, la emergencia sanitaria por el coronavirus necesita de respuestas rápidas, contundentes y que no pongan en riesgo la salud y la vida de los mexicanos. Por ello, se entendería que las compras del gobierno se realicen de la manera más ágil posible. Desafortunadamente, para esta Cuarta Transformación se ha convertido en una práctica cotidiana contratar a sus allegados al margen de la ley, o como diría el propio Presidente, “les viene como anillo al dedo”.
Y sí, me refiero a los contratos millonarios que mediante adjudicaciones directas, se le han otorgado a León Bartlett Álvarez, a través de la empresa Cyber Robotics Solutions, quien curiosamente es el hijo del titular de la Comisión Federal de Electricidad y de las personas más allegadas al titular del ejecutivo federal. No hay que olvidar que hace poco, Manuel Bartlett se vio envuelto en un escándalo por omitir en su declaración patrimonial, las más de 25 residencias que tiene su familia en las zonas más prestigiosas de la Ciudad de México.
Desafortunadamente, la asignación de al menos siete contratos por más de 162 millones de pesos que han realizado el ISSSTE, la Secretaría de la Defensa Nacional, la de Marina y el IMSS a León Bartlett, pone en duda la lucha contra la corrupción que tanto pregona el gobierno federal. Resulta completamente reprochable que hoy intenten encubrir este tipo de actos con supuestas campañas negras, cuando ellos mismos, hace poco, criticaban a gobiernos anteriores de favorecer a sus amigos a costa del pueblo mexicano.
Esta dinámica de asignar obras o adquisiciones sin concursos, no es una fórmula nueva en la actual administración. Al menos tres de cada cuatro contratos se realizan por adjudicación directa. Por ejemplo, durante 2019, el 78% de los contratos fueron bajo esta modalidad y el primer cuatrimestre del 2020 no pinta muy diferente, ya que el 76%, es decir, más de 30 mil contratos, se han realizado de esta manera, eso, sin contar los realizados durante esta crisis sanitaria.
Es difícil creerle al primer mandatario el discurso de que se investigará si se cometieron actos de corrupción entorno a los contratos de Bartlett, cuando la dinámica ha sido proteger a los correligionarios de la 4T y perseguir a quienes confrontan su modelo de gobierno. Sin duda las varas con las que se miden a los mexicanos en este gobierno son distintas.
*Senadora. Presidenta de la comisión de Derechos Humanos