Quirino, el entregado
Quirino Ordaz trabajó lo mínimo posible y tampoco desarrolló una estrategia sólida a favor del PRI. El resultado está a la vista.
Dobleces |
Por: Israel Mendoza Pérez
@imendozape
La dirigencia disfuncional priista de Alejandro Moreno es el componente principal para que Quirino Ordaz Coppel, gobernador de Sinaloa, se rindiera a los brazos de la cuatroté y aceptara el cargo de embajador de México en España, ofrecido por el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Desde que llegó Alito Moreno a la dirigencia del partido tricolor, las decisiones sobre el partido comenzaron a dar tumbos y su mayor temor fue convertirse en una oposición con peso. El reflejo principal de la división priista se evidenció en el momento en que, Moreno Cárdenas extravió la línea de comunicación y estrategia política con los gobernadores priistas.
El PRI se dividió entre quienes lanzaron duras críticas a la cuatroté y quienes “nadaron de muertito” y permitieron el avasallamiento del partido en el poder en las principales decisiones. Moreno Cárdenas encabezó a la oposición tibia.
La creación de la Alianza Federalista, convertida en el ala dura y crítica, de algunos gobernadores priistas, a las decisiones dictadas desde la mañanera y por el otro, la debilidad —personificada— de Quirino Ordaz, al pertenecer al bloque de gobernadores sumisos a las decisiones del Presidente, lo exhibieron como un político entregado a sus propias conveniencias e intereses. Aunado a su pasado pevemista refuerza la versión de un sector del PRI que, a la distancia, lo ven como un infiltrado.
Con escasos cuatro años de militancia en el partido tricolor, Ordaz Coppel justifica sus devaneos con la cuatroté: “es una invitación a mi persona y no al PRI”. En tanto, Moreno Cárdenas simula un exhorto y queda en la simplona explicación del proceso que debe seguir el gobernador de Sinaloa dentro del revolucionario institucional para no perder sus derechos partidistas.
Y es que, sin duda, la derrota electoral del pasado 6 de junio, reveló la falta de pericia de Alejandro Moreno para ser el estratega para una elección de gran calado. Pero tampoco pudo retener el gobierno de Campeche y prueba de ello es que dejó pasar a Layda Sansores. Y el PRI quedó en tercer lugar en su supuesto bastión.
Por otra parte, Quirino Ordaz trabajó lo mínimo posible y tampoco desarrolló una estrategia sólida a favor del PRI. El resultado está a la vista. El morenista Rubén Rocha Moya ganó la gubernatura y justo en el momento del arranque de la transición de poder en el estado, llegó la invitación a Quirino Ordaz.
Moreno Cárdenas perdió el control del partido desde que llegó a la dirigencia y bajo el pragmatismo laissez faire, laissez passer, permitió que se vieran a los priistas más reacios a tratar de rescatar al PRI en algunos distritos electorales, mientras otros simplemente dejaron pasar el cayuco completo en la época electoral.
Quirino Ordaz fue de los segundos. No dejó pasar el cayuco de la cuatroté, lo detuvo para que tres meses después pudiera subirse a la embarcación como invitado de transatlántico, y sin tener experiencia diplomática ahora ya se ve como embajador en el viejo continente.