Los Alejandros en carriles separados
La participación de Alejandro Gertz es reducida y se toma el camino más cómodo encabezado por Alejandro Encinas Rodríguez.
Dobleces |
Por: Israel Mendoza Pérez
@imendozape
Para el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa es un caso poco relevante para su agenda. Sus ocupaciones están sustentadas en asuntos de persecución como el caso de los 31 investigadores del Conacyt y “capotear” el tema de Emilio Lozoya. La búsqueda de los estudiantes de la normal rural Isidro Burgos es un hecho del pasado al que le dedica la menor atención.
Al cumplirse siete años de la desaparecieron forzada de los 43 normalistas, los padres de los estudiantes, aprovecharon el reciente foro, para hacer notar que el subsecretario de derechos humanos de Gobernación, Alejandro Encinas y el fiscal Getz Manero van en dos carriles distintos en la investigación. Lo negativo es que notoria la claridad y ralentización para la entrega de resultados, comprometidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La comparación del pasado político y económico con el “elefante reumático” sobró en la mesa con los padres de los estudiantes desaparecidos. El equipo de Gertz Manero no ha dado el principal resultado: esclarecer el paradero de los jóvenes estudiantes. Así como aclarar qué ocurrió la noche de la detención y qué agrupaciones de seguridad, tanto municipales, estatales y federales, estuvieron involucradas.
En tres años, el gobierno de la cuatroté ha mantenido una narrativa de preocupación por dar una respuesta a los padres de los normalistas; sin embargo, las recientes palabras de Alejandro Encinas respecto a que se descartan indicios de vida de los 43, reduce las esperanzas. Si a ello se le añade la extradición de Tomás Zerón de Lucio, que no avanza, como el de la participación del Ejército Mexicano que tampoco avanza, las responsabilidades dentro de la fiscalía tampoco, esto se convierte en una parálisis disfrazada, sólo de buenas intenciones. Y es que entre los pendientes de este caso es que no se han cumplimentado 40 órdenes de aprehensión. Además de que no se ha profundizado en la línea de investigación con respecto a la participación de integrantes del Ejércico el 26 de septiembre de 2014.
De los integrantes de las Fuerzas Armadas presuntamente participantes en la detención —al menos— es que hay pruebas y datos suficientes que indican que el Ejército estuvo siguiendo a los estudiantes, a través del C4; hay un testigo que ya declaró en términos judiciales, que dice que fueron ingresados por lo menos 25 estudiantes al 27 batallón de infantería. Esa parte es la que más resistencia ha mostrado ante los padres de los 43, en la actualidad, ya que no es un tema grato para la cuatroté que recarga su proyecto en el Ejército.
En todo esto, la participación de Alejandro Gertz es reducida y se toma el camino más cómodo encabezado por Encinas Rodríguez; la respuesta política es más acelerada y mediática que los resultados periciales y contundentes de la investigación. Gertz no se va a arriesgar a dar una respuesta inmediata. La lentitud es la apuesta a que sea cual sea la respuesta que presente sólo será una versión renovada de la verdad histórica del exprocurador Jesús Murillo.