Las Apuestas Populistas
Para desgracia de todos los mexicanos, la precarización es una lacerante realidad que afecta a la diversidad de las clases sociales que integran a esta gran nación
La Coyuntura |
No hay nada nuevo bajo el sol. Hasta ahora lo que ha venido realizando Andrés Manuel López Obrador como activista político y como gobernante no son más que las repeticiones del catálogo discursivo de Hugo Chávez y la forma en que las ha vertido Nicolas Maduro, a quien el propio tabasqueño ha señalado como su gran amigo. No sé de dónde haya salido el afecto, pero en lo personal considero que más que afecto lo que los une es la finalidad de instaurar regímenes populistas en la mayor parte del Continente.
La forma vergonzante en que Nicolas Maduro estuvo en México cuando el ahora mandatario tomó protesta de su encargo frente al Congreso de la Unión, ceremonia a la que por cierto el dictador no acudió para no exponerse al rechazo de los mexicanos que aunque no lo quiera creer el Presidente López, sigue siendo alto en lo que se refiere al dictadorzuelo sudamericano que ha centrado más las acciones de su gobierno al empobrecimiento de los venezolanos.
Pero también habrá que decir que una de las partes más importantes del régimen bolivariano es realizar todo lo que se requiera con tal de mantener el apoyo del Ejército, entregando y concediendo a sus principales miembros canonjías que al cabo del tiempo se convertirán en una pesada carga cuando de rendir cuentas se trate. Pero también el registro de la historia será brutalmente severo cuando de enlistar los muertos se trate, porque si algo podemos señalar del señor Maduro, es su carácter de asesino.
Para decirlo más claro, el destino de los dictadores lo marca y enmarcan sus acciones, y en el caso de Nicolás Maduro el pecado más grande que podemos señalar de su gestión al frente de Venezuela es la vileza de utilizar las cárceles como destino de aquellos que decidieron condenarlo y tratar de detener su acceso a la dictadura que hoy oprobiosamente mantiene en la indigencia a todo Venezuela. Nicolas Maduro ha sido más sanguinario que Hugo Chávez porque no tiene ni pizca del carisma del fallecido presidente.
También resulta condenable la forma tan deleznable en que ha terminado con todo vestigio de la riqueza que otrora distinguía a una parte de sus sociedad, para terminar empobreciéndola por decreto y por mantener al régimen opresor que poco a poco se ha venido desmoronando. Para decirlo más claro, los días del régimen venezolano están contados porque ahora existe una fuerza antagónica que crece cada día más y que ha causado severos dolores de cabeza al sátrapa de Nicolás Maduro.
Para desgracia de todos los mexicanos, la precarización es una lacerante realidad que afecta a la diversidad de las clases sociales que integran a esta gran nación, y que por desgracia y necesidad han tenido que caer en las garras populistas de los programas sociales, pero hay que decir también que esa precarización principalmente daña enormemente a quienes pertenecen a los deciles más bajos de la población, esos que estarán a merced de las ayudas y los apoyos que utilizará López Obrador para coptarlos. No hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante. Al tiempo. Vladimir.galeana@capitalmedia.