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Jueves 21 de Noviembre 2024

G20 Romano

G20 Romano
 

El G20, conformado por las 7 economías más poderosas del mundo junto con las economías emergentes más fuertes y algunos países invitados, se reúne varias veces al año para establecer perspectivas y propuestas de la economía mundial.


Rompecabezas |

Por: Carlos Herrero

El G20 del que México forma parte por derecho, al ser una de las economías más poderosas del mundo, no podía ubicarse en mejor marco que la ciudad de Roma. La ciudad eterna que proyecta grandes valores universales al resto del mundo.

El G20, conformado por las 7 economías más poderosas del mundo junto con las economías emergentes más fuertes y algunos países invitados, se reúne varias veces al año para establecer perspectivas y propuestas de la economía mundial.

En el universo de las plataformas digitales, nos cuestionamos por qué estas reuniones no se celebran en el marco de estas plataformas. La respuesta es de puro sentido común y no hace falta apuntarla. Hasta para la foto final, se requiere la presencialidad. El G20, nos manda con ello un mensaje indirecto: el mundo requiere reuniones presenciales.

A la cumbre se añade un invitado especial por obvias razones, el Papa Bergoglio, que aún sin participar en las reuniones, siempre tiene comentarios que aportar sobre la economía, el mundo y la justicia. Sería interesante preguntarse si la palabra de este Papa venido del Sur sigue teniendo la fuerza de los primeros meses del pontificado.

Ayer varios vaticanistas (expertos en la compleja vida vaticina) apuntaban la importancia de la reunión de Bergoglio con el católico Biden. La capacidad intelectual y dialógica de ambos resalta en calidad. Los dos saben en qué polo del catolicismo se encuentran. El hecho de la reunión como católicos que representan estados como el norteamericano y el Vaticano incentiva la reflexión. Mientras parece que un porcentaje de católicos americanos no votan a Biden por la despenalización del aborto en Estados Unidos y un grupo de obispos se cuestionan si en la misa dominical a la que asiste el presidente se le debe dar la comunión, el Papa Francisco lo recibe en calidad del segundo presidente católico de la historia americana.

Es verdad, a veces los católicos son más papistas que el Papa, mientras que este papa como varios anteriores, inspirados en discípulos y santos, se reúnen con todo aquel que ostente el título de humano.

Otro gran invitado es Marcelo Ebrard que representará a México en este encuentro. Ebrard siempre impacta como un político complejo, pero de sus dotes diplomáticas sólo cabe tener certeza. También en las relaciones con la Iglesia. Todavía recuerdo la disponibilidad absoluta a una de las visitas de Juan Pablo II, en la que Ebrard y todo su equipo se volcaron personalmente. Si algo hay que valorar de los políticos mexicanos de todo color, es el respeto espiritual y diplomático a la Iglesia Católica.

El simbolismo del encuentro del G20, reunido en la ciudad eterna, adornado con encuentros papales relevantes, proyecta luz a un mundo necesitado de construir esperanzas de salud, espirituales, económicas y de justicia. En este fin de año, los retos en estos ámbitos se presentan con la carta de exigencia. No sabemos a ciencia cierta cómo será el 2022. Los análisis y previsiones abundan, pero sin claridad absoluta.

Mientras tanto, el católico Biden se reúne con el Papa Francisco, el G20 vuelve a encontrarse para analizar la realidad mundial, Ebrard representa a México que está llamado por vocación y economía a estar presente en las grandes reuniones estratégicas y el resto del mundo pide y exige que se pueda potenciar un mundo más equilibrado y por lo tanto, más justo.

Los reyes y emperadores medievales o los próceres renacentistas se quedarían impávidos en una reunión a la que asisten turcos, chinos, rusos, mexicanos, americanos, italianos, franceses, ingleses, alemanes y muchos más. El mundo que sigue con divisiones ideológicas, culturales y políticas que generan auténticas brechas humanitarias, puede estar más cerca que nunca de consolidar un nuevo orden mundial que surgido de la pandemia atienda los problemas esenciales de la humanidad.

Sabemos de antemano que estas reuniones, como los sínodos de obispos, no cambian la realidad; pero los ciudadanos de a pie, esperamos que surjan perspectivas inspiradoras que ayuden a construir un mundo algo mejor. Parece un cuento de hadas nacido de la buena voluntad, sin embargo, el mundo nos ha demostrado en diferentes tratados posteriores a las guerras que se puede proponer un cierto orden mundial.

De estas reuniones, habrá que esperar que surja algo valioso. La esperanza es lo último que se pierde, porque juntar a tanto personaje en la ciudad eterna, deberá traer beneficios importantes.