El contexto es todo
La verdadera memoria, sabe superar la realidad sin olvidarla, pensando en un pasado que construya un presente y que no lo destruya. El contexto es todo.
Rompecabezas |
Por: Carlos Herrero
El manual de estilo de la BBC, televisora publica inglesa con una de las mejores calidades de contenidos en el mundo, señala que el contexto es todo.
Este manual de estilo y ética lo asume para el mundo de la comunicación, pero nos permite entender la relevancia del contexto en cualquier juicio humano.
Los debates históricos de siempre, no nos dejan. Parece que nos persiguen sin encontrar consensos para entender la historia en su propio contexto.
El análisis histórico de las guerras que aquejaban a los pueblos primigenios de Mesoamérica en el siglo XV, el afán expansionista y conquistador de los europeos, el descubrimiento y la conquista del nuevo mundo, la práctica aniquilación de los pueblos indígenas de Norteamérica, el posterior desastre de la inquisición, exigen siempre la ubicación concreta en el contexto histórico.
Con frecuencia suelo hacer dos preguntas clave para reseñar este contexto histórico. Cuando cuestiono a mis sobrinos de 28-30 años sobre su juicio por el dictador Francisco Franco en España, me dicen que no saben bien qué pasó ni quién era. Su grado de interés al respecto es nulo. Y cuando interrogo a los jóvenes universitarios norteamericanos sobre la conquista de su país por parte de españoles, ingleses y franceses, textualmente ponen cara de what con una clara referencia al desinterés profundo que les causa.
Sacar algo de contexto, de tiempo, de espacio, de juicio puede resultar muy peligroso.
Hay temas de los que a todos nos encanta aportar nuestra propia versión, pero no siempre resulta suficientemente histórica y justificada: la iglesia católica y sus devenires en los siglos, la conquista de América, la inquisición, la conquista de África, el holocausto judío. Rara vez se cuestiona acaloradamente la esclavitud ejercida por algunos países, las guerras de religión contra los católicos en el centro y norte de Europa, la opresión de unos pueblos indígenas sobre otros.
Hablamos, por ejemplo, siempre y con razón, del holocausto judío; ojalá nunca se deje de hablar de él y de lo que significó para la especie humana. Pero sería muy conveniente hablar del exterminio gitano, kurdo, vietnamita, ruandés, armenio, ucraniano, chino. Desgraciadamente el origen de todos ellos es el odio racial, que convierte al hombre en un lobo para el hombre, como decía Hobbes: homo homini lupus.
Entre la falta de respeto al contexto y el olvido de temas esenciales de la historia, no acabamos de encontrar en nuestro presente los ejes de juicio que nos permitan entender el pasado para vivir el presente y afrontar el futuro. El contexto es todo, porque representa el marco esencial para entender y comprender lo que las diferentes civilizaciones han decidido.
Más aún, el contexto, sitúa en otro orden de razonamiento el análisis de cualquier hecho histórico o humano. No lo cambia, no lo determina, pero sí lo sitúa en otro orden de razonamiento que permite emitir un juicio objetivo.
En un momento donde las pandemias han recuperado desgraciadamente el protagonismo, podemos entender por ejemplo, lo que significó la llegada de la terrible viruela a tierras mesoamericanas. El agudo y objetivo historiador Juan Miguel Zunzunegui, señala con toda claridad cómo el enemigo de los pueblos mesoamericanos no fue Hernán Cortés sino el virus de la viruela que dejó una población de 20 millones en unos escasos 700,000 habitantes.
Pero hoy preferimos las dialécticas victimario – víctima, culpable – víctima, porque resuelve expeditamente el juicio histórico con la mayor simpleza y sin profundidad. Asumir este tipo de banderas avala a los políticos populistas y mesiánicos que requieren de una dialéctica en la que tiene que haber oponentes para posicionar una idea política que jamás llegará a un concepto transformador.
La simplificación de la historia pasa de tentación a realidad cuando alguien quiere usarla para favorecer las propias ideas que jamás constituirán conceptos de análisis pero que permiten sumar fácilmente adeptos resentidos, hartos de la opresión ancestral de los poderes económicos, políticos y sociales.
La democracia española que llegó después de una período de 40 años de dictadura y tras un proceso de negociación con todas las fuerzas políticas involucradas y culmina en el gran pacto de la Moncloa, logró centrar la visión en el presente, asumiendo la dialéctica de la superación histórica por encima de los terribles hechos de la guerra civil. Lo más curioso es que los políticos hijos y nietos de los que quisieron olvidar el conflicto civil en el que murieron más de un millón de seres humanos, para construir un nuevo país, quisieron rescatar el dolor fratricida e irracional con el pseudónimo de “memoria histórica”.
La verdadera memoria, sabe superar la realidad sin olvidarla, pensando en un pasado que construya un presente y que no lo destruya. El contexto es todo. La BBC que ha sobrevivido a dos guerras mundiales, al terrible terrorismo y a la ocupación de Irlanda del Norte; lo sabe bien y por eso nos lo recuerda en su libro de estilo.