Democracia porril
Dobleces | Por: Israel Mendoza Pérez @imendozape A gritos, Félix Salgado Macedonio, quiere imponer su democracia. El aspirante defenestrado representa el rostro de la cuatroté más radical. El del debilitamiento de las instituciones no del reforzamiento para darles mayor credibilidad. Así se llega a una lucha entre Morena y el presidente consejero Lorenzo Córdova Vianello. El INE […]
Dobleces |
Por: Israel Mendoza Pérez
@imendozape
A gritos, Félix Salgado Macedonio, quiere imponer su democracia. El aspirante defenestrado representa el rostro de la cuatroté más radical. El del debilitamiento de las instituciones no del reforzamiento para darles mayor credibilidad. Así se llega a una lucha entre Morena y el presidente consejero Lorenzo Córdova Vianello.
El INE es una de las instituciones que requiere perfeccionamiento para consolidar los procesos electorales. Sin embargo, declararlo como un instituto muerto es matar a priori los preceptos democráticos más elementales por los que ha transitado el país para llegar a la elección más competida como la del próximo 6 de junio.
La decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) fue tibia y no resolvió de manera definitiva e inatacable sobre la candidatura de Salgado Macedonio. Si bien avaló la sanción del INE simplemente evitó ser el verdugo.
A Salgado Macedonio se le recuerda por sus escándalos en la calle, todo un renegado en motocicleta y apoyado en su momento por el PRD. Pero también cuando fue diputado perredista en el 2000 y atrajo los reflectores al denunciar el “águila mocha” símbolo utilizado en el sexenio de Vicente Fox. Iba de la ironía a la arenga de priistas y perredistas. El escándalo es su esencia y su mejor manera de hacerse notar. Así ha sido siempre Félix Salgado Macedonio.
Por supuesto que la credibilidad del INE quedó endeble a los ojos de los “macedonios”. Ello implica que se deben hacer cambios a las leyes y a las instituciones electorales, pero en el sentido de reforzar su autonomía y más legitimidad democrática y no al contrario, someterlas a la voluntad e intereses del voluntarismo político o las presiones de un grupo que amparados con el poder busque el linchamiento de las instituciones y quienes las conforman.
El debilitamiento de las instituciones y de los poderes públicos, es una victoria pírrica para Morena a través de las arengas de Salgado Macedonio. Ganará en lo inmediato con sus seguidores y el discurso maniqueo refuerza la lucha del pasado contra el presente. Pero a la larga, todos los partidos serán afectados debido a que la construcción de instituciones garantes de la democracia se desdibuja y retrocede.
Las huestes macedonias distorsionan lo que significa una transformación. Llevan su proyecto a terrenos de tener un gobierno unipersonal y olvidan el equilibrio democrático de los poderes públicos. Justo es la esencia de la lucha de la izquierda que llegó al poder en 2018.