Contraataque al clero
Esta ruptura con la Iglesia es costosa y no la piensa recomponer, para eso César Yáñez comenzó la conquista de nuevas agrupaciones religiosas.
Dobleces |
Por: Israel Mendoza Pérez
@imendozape
Para contrarrestar la andanada de críticas vertidas desde el púlpito católico al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la cuatroté puso al frente a un operador confiable como el subsecretario de asuntos religiosos de la Segob, César Yáñez. Su primera tarea, aunque estructurada con jiribilla, fue afianzar lazos con 43 asociaciones religiosas a las que les otorgó certificados de registros constitutivos.
Con esta maniobra se pretende captar nuevo aliados en un tema que es de importancia para el partido en el poder. El control social a través de la feligresía y múltiples organizaciones religiosas en las que se busca tener influencia y en el mediano plazo traducido en un bastión de votos.
Para esta tarea, César Yáñez se convirtió en el personaje clave. De trato afable y lealtad a ciegas al Presidente, apuesta en el contexto de lucha entre el poder político y el fáctico representado por una fracción de la Iglesia Católica, por la suma de aliados, la mejor manera de dividir los mensajes críticos a la inseguridad es a través de la atomización, ahora, de la fe y creencias en el país.
En este momento, en que la Compañía de Jesús mantiene una campaña permanente de exigencia de justicia, a un mes, del crimen contra los sacerdotes Javier Campos y Joaquín Mora, insistió: “si prevalece —como hasta ahora— la impunidad, no será posible avanzar hacia la reconciliación y la paz”.
Hasta, antes de la existencia de la cuatroté, la Compañía de Jesús tenía nexos con una parte del perredismo. Trabajo en comunidades y barrios desamparados eran parte de un trabajo reconocido mutuamente. Sin embargo, ahora se encuentran en posiciones distintas una facción del PRD mutada en Morena y los jesuitas siguen lo que exclamó el Papa Francisco: ¡Cuántos asesinatos hay en México!
Sin embargo, la cuatroté comenzó a trabajar por debajo del debate y la discusión con la grey Católica para entrar de lleno con asociaciones religiosas. César Yáñez en la reunión sostenida con las nuevas sectas reconocidas por Segob, llamó a sumar esfuerzos para encontrar respuesta con materia de seguridad.
Y es que la Iglesia Católica comenzó a criticar la llamada estrategia de “abrazos y no balazos”. Ramón Castro, obispo de Cuernavaca, en su momento, soltó: “abrazos, no balazos’ es demagogia y, hasta cierto punto, complicidad”.
La forma es fondo y la cuatroté marcó distancia con la iglesia católica. Su principal contacto con este sector es el polémico sacerdote Alejandro Solalinde. Pero con el asesinato de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, el Presidente endureció su posición y distorsionó el mensaje, mientras se le pidió desde el púlpito una revisión a su plan de seguridad, López Obrador propaló la idea de que la Iglesia pidió un cambio. La semántica es otra.
Esta ruptura con la Iglesia es costosa y no la piensa recomponer, para eso César Yáñez comenzó la conquista de nuevas agrupaciones religiosas. El camino es el equivocado y la señal es que no habrá diálogo con la jerarquía Católica.
En 1993, el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, sacudió a la Iglesia y al poder político en el sexenio de Carlos Salinas. Sin embargo, se evitó que el caso escalara a una confrontación porque el expresidente lazó su apoyo a la Iglesia Católica. En el reciente caso López Obrador adoptó una posición contraria. Su tratamiento fue distinto, no hubo empatía y eso provocó una posición más dura de ambas partes.