Callejones sin salida
Los “callejones sin salida” en los que se mete este Gobierno tienden a reducir las opciones e incrementar los costos de las decisiones. Y hoy, más que nunca, esas acciones u omisiones salvan o cobran vidas. Así de simple.
Por: Juan Carlos Zepeda
Casi llegando a las 50 mil personas fallecidas en México a causa del COVID-19 (de acuerdo con los números oficiales), para millones de ciudadanos es verdaderamente inverosímil cómo este Gobierno sigue manejando su comunicación alrededor de la pandemia con un alto grado de autocomplacencia, falta total de autocrítica, cero empatía con los afectados y sobre todo, con un discurso político-propagandístico que ha perneado hasta a las áreas técnicas que deberían mantener su independencia de criterio y análisis.
El subsecretario Hugo López-Gatell logró lo que parecía imposible: convertir las conferencias vespertinas en una extensión de las mañaneras, con información a modo, donde modifica, agrega, interpreta o cancela datos, gráficas, reportes, conceptos y explicaciones a su conveniencia o tratando de respaldar la “ocurrencia del día” que suele expresarse en los monólogos mañaneros (solo veamos hasta dónde ha llegado la “rifa no rifa” del avión).
Muestra de ello la politización propiciada por el uso de cubre bocas, pasando de ser un instrumento de prevención indispensable, a una bandera política para demostrar quién está a favor o en contra de la autodenominada 4T. El manejo de la crisis, tanto en el ámbito de la salud como en el económico, ha sido muy deficiente y eso se deja ver todos los días. Solo un gran necio o un enorme estratega no lo verían, el primero por torpeza y el segundo por interés.
¿En qué caso estamos? Es difícil saberlo, ya hemos dado cuenta en éste y otros espacios de la gran capacidad política del Primer Mandatario, del gran olfato social que tiene, de su disciplina discursiva en campaña (donde todos los males del país se acabarían “combatiendo la corrupción”) y de lo fiel que ha sido con sus propias propuestas de campaña en cuanto a acciones, pero no en cuanto a resultados. Está haciendo lo que dijo que haría, pero ello no ha traído los resultados que prometió. Ya incluso antes de la pandemia las cifras de “crecimiento cero” de la economía, desempleo, inversión e inseguridad nos habían puesto en una situación muy difícil de enfrentar.
Los “callejones sin salida” en los que se mete este Gobierno tienden a reducir las opciones e incrementar los costos de las decisiones. Y hoy, más que nunca, esas acciones u omisiones salvan o cobran vidas. Así de simple.
Decirle a los mexicanos todos los días por las vías “oficiales” que se queden en sus casas, pero al mismo tiempo reiterarles que ya deben hacer su vida normal, “sin miedo, porque lo peor ya pasó”, es francamente esquizofrénico, generando una distorsión y desconexión total con la realidad.
Aparentemente estos mensajes y el manejo de la crisis han generado que hoy los ciudadanos de a pie no sepamos a ciencia cierta en qué etapa estamos de la pandemia, ni los riesgos de salud reales que estamos enfrentando. Esto es muy grave porque puede seguir generando miles de víctimas fatales que podríamos evitar. El tiempo se agota y las ventanas de oportunidad de corregir el rumbo se estrechan cada vez más.
* Maestro en Historia del Pensamiento.
Socio Director de FWD Consultores.