Autodestapes imprudentes
A final de cuentas no es lo mismo ser candidato en términos mediáticos que contar con una estructura que soporte la candidatura.
Dobleces
Israel Mendoza Pérez
@imendozape
Con la sucesión acelerada en el país, se destaparon las ambiciones políticas de varios aspirantes presidenciales. Muchos de ellos con nulas posibilidades de pasar de la puerta de su partido y otros sólo atomizan las estructuras de sus partidos. Con ello no sólo sabotean a su instituto político. Además juegan un papel imprudente al saber lo reducido del espacio político para candidatos sustentados en las declaraciones explosivas y la presencia mediática.
El legislador petista Gerardo Fernández Noroña, Gabriel Quadri y Damián Zepeda, del PAN, tienen puesta la mirada en la candidatura presdencial de su partidos pero no les alcanza su capital político y se convierten en aspirantes secundarios.
Corría el sexenio de Vicente Fox y en 2004, Felipe Calderón fue destapado por el entonces gobernador Francisco Ramírez Acuña. La mecha corta del entonces presidente fue encendida y lo calificó así: ”fue más que imprudente, y lo digo tanto por el secretario como por el gobernador y su equipo”. Ahí comenzó la ruptura de Calderón con Fox y una facción del panismo.
Ahora, los legisladores de distintos partidos que se apuntaron tienen una posibilidad nula de meterse, primero, a la competencia interna de su partido ya que la disputa real está en los dos frentes creados, la alianza opositora y Morena. Sin embargo, estos candidatos de medianas posibilidades golpetean la estructura de sus partidos. El caso Damián Zepeda es ejemplo de esa manera de hacer ruido sin potencia verdadera.
En tanto, Gerardo Fernández Noroña construye una candidatura sobre nubes. El PT desde hace más de 20 no ha ofrecido un aspirante a la presidencia. Alberto Anaya no permite el crecimiento de liderazgos y obedece a los designios de la cuatroté. Su objetivo es el mantener el control económico de su partido y lo político se mueve como veleta.
En realidad, el hacerse notar mediáticamente les reditúa en su presencia solamente. Cuando llegue la designación de candidaturas ya previo a la elección, ahí es donde estos personajes puedan negociar. Van a empezar a presionar por posiciones. De manera elegante le llaman declinación al ofrecimiento de su espacio. Se convierten en los mercaderes de la política y cortesanos de quien gane el título de candidato.
El escenario para 2024 es de contener el paso de Morena como movimiento dominante y, al final de cuentas, los otros partidos se van a tratar de unir para ir en contra del partido en el poder.
Hasta el momento, ninguno de los políticos con aspiraciones imprudentes figura en las encuestas a menos de tres años de la contienda electoral. Además, la mayoría de estos aspirantes buscan el posicionamiento mediático mediante la polémica, con declaraciones estruendosas y ataques constantes al bando contrario.
El riesgo mayor es para la Alianza Va por México en la que Damián Zepeda se convierte en un factor inestable y de amenaza de ruptura con los partidos aliados. El juego de división de las estructuras es lo que pone en riesgo la viabilidad de una alianza.
A final de cuentas no es lo mismo ser candidato en términos mediáticos que contar con una estructura que soporte la candidatura.