Ambición disfrazada
El manejo del discurso de que Morena hará frente a los que atentan contra la democracia, según Ignacio Mier, es el maquillaje y la máscara de la cuatroté.
Dobleces |
Por: Israel Mendoza Pérez
@imendozape
El zarandeo por la revocación del mandato entre el INE y la cuatroté es el pretexto para llevar al “patíbulo” al consejero presidente del INE, Lorenzo Córdoba Vianello y con ello trazar la ruta para la reforma político-electoral. Dirigida, en especial, para el beneficio del partido en el poder. Pero no es la única modificación. Al mismo tiempo, la agenda legislativa de Morena tiene en el tintero la Reforma Eléctrica. El común denominador es el beneficio político-electoral para los morenistas en ambos casos.
Para la cuatroté y los legisladores del partido en el poder, la eléctrica es prioridad, la electoral es revanchismo. Aun así, ambas reformas transitarán entre la polarización y el conflicto. La renovación es el argumento vano ya que la Reforma Eléctrica toca la delgada línea del monopolio y estatismo. En tanto, la electoral se mueve hacia un organismo autónomo menos riguroso.
La discusiones y agitación llegarán hasta el 1 de febrero. Mientras, inicia la tensión política que se mantendrá en el primer mes de 2022. Morena apuesta a que el incumplimiento de la revocación de mandato les dé los elementos suficientes para mostrar a un INE inoperante y enemigo de la democracia.
Mientras, por debajo de la mesa comienzan a trabajar por llevar más rápido la reforma eléctrica. En el siguiente periodo de sesiones, la oposición insistirá en la creación de un Seguro de Desempleo y lo que tiene que ver con el problema de desabasto de medicamentos en el sector salud. Sin embargo, la batalla por la agenda legislativa se alista y se aprovecha para mantener en choque a la oposición.
La estrategia de Morena está encaminada a la pesca del electorado cautivo principalmente con el manejo de las dos reformas. Por un lado, el INE y la eléctrica son los componentes para mantener el discurso político encaminado a ver a los partidos opositores y al árbitro electoral como los enemigos. La oposición ya avisó que le cerrará el paso a la eléctrica. El PAN lo tiene claro y la Reforma Eléctrica no es un tema que deberá abordarse y que no va a pasar porque es un asunto negativo que no favorece a la ciudadanía y no genera energías limpias.
La agenda de Morena en San Lázaro llevada por Ignacio Mier, tiene el componente perverso de la provocación y el juego político adverso a manejar los temas de manera técnica. Una Reforma Eléctrica debe estar encaminada sobre las bases de lo que es una modificación de corte económico. Sin embargo, se cierra el debate a lo político y a crear en el electorado creyente del morenismo que los enemigos de la cuatroté son los generadores de todos los males sociales. Lo mismo pasa con el impulso a una reforma electoral.
El manejo del discurso de que Morena hará frente a los que atentan contra la democracia, según Ignacio Mier, es el maquillaje y la máscara de la cuatroté. Detrás de ello, está el discurso impúdico de la ambición política.