Abstencionismo igual a mediocridad
Pero es innegable que la responsabilidad del abandono de la votación recae en esos mexicanos que, salvo alguna situación grave de salud, no acudieron a la cita con las urnas.
De Oficio Reportero |
POR: RAÚL SANCHEZ CARRILLO
Cuando una sociedad quiere avanzar hacia mejores servicios , más seguridad, mas transparencia en las decisiones, más incluir a todos para quienes se gobierna, logra en sus demandas varias reacciones.
De los políticos que quieren servir al pueblo, los compromisos con la legalidad, la honradez, la transparencia, la mano firme pero dúctil cuando se trate de aplicar la Ley, con visión de desarrollo, con miras de estadista, si se trata del presidente de la República y si se trata de legisladores hombres o mujeres, que velen por el bien del país. Que todos, sin excepción sean honestos para cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan. Que tengan la acuciosidad de analizar muy bien las iniciativas, las leyes y las propuestas que vengan desde la presidencia hasta cualquiera de los sectores o comisiones legislativas.
En todos los casos que se concrete como realidad una vida nacional estable en donde los delincuentes de cualquier nivel, desde la alguna vez llamada delincuencia común o la la organizada, sea narcotráfico, delitos de cuello blanco y otros, sepan que nadie
sobre la Ley.
Pues bien, todo lo anterior va a dar al traste, cuando de la ciudadanía se recibe especialmente en la época de elecciones a la obligación cívica de acudir a votar a no hacerlo. A convertirse en abstencionistas.
´´Para que votar si siempre ganan los mismos ´´. ´´Para que salir a votar si hay temor¨¨, para que votar si siempre hace fraude o chanchuyo. O simplemente decir ´´si no voy a votar, nadie lo notara, a menos que me pidan enseñar el dedo gordo de la mano derecha que le ponen tinta indeleble.
Mediocridad y lastre en eso se convierten los que en edad de votar, no lo hacen. Son mediocres porque a pesar de que se quejan y echan pestes del gobierno y los políticos, son sus principales promotores y sostenedores.
En la elección más importante de la historia de México y en la que estuvieron en juego más de 21 mil posiciones posibles mediante el voto, el porcentaje de abstencionismo es altísimo. Unos dicen que mas del 48 por ciento, otros que el 52 por ciento. Hay quienes negando la realidad solo destacan los números de votos emitidos en las posiciones en juego.
Pero es innegable que la responsabilidad del abandono de la votación recae en esos mexicanos que, salvo alguna situación grave de salud, no acudieron a la cita con las urnas.
La labor del Instituto Nacional Electoral no sólo lo colocó fuera de cualquier duda o amenaza de desaparecerlo. Salió fortalecido y reconocido por la mayoría de quienes hicieron posible las elecciones del 6 de junio, como votantes, como organizadores, como garantes de que se hiciera unas elecciones seguras, con papelería infalsificable, Con una Tinta Indeleble de ya fama mundial echa en el Instituto Politécnico Nacional.
Por todo eso y con todo eso, el país salió fortalecido. Sin la espada de Damocles para ser víctima más de aprobación de leyes por mandato presidencial. Por quedar bien con ya saben quién y él, ya se dio cuenta que no las tiene todas consigo. Que hay molestia demostrada en las elecciones de la CDMX. Que hacia el 2024, habrá sorpresas mayores pero que la mejor sea que el abstencionismo desparezca de una vez por todas.
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