“Señora de todos los Pueblos”
La Virgen reveló las amenazas que vendrían sobre la humanidad y mostró al mundo en peligro de auto destruirse por desastres y guerras resultantes de una herida de la humanidad que, humillada por una confusión espiritual, ya no reconoce a Dios.
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Entre 1945 y 1959, la Virgen María se apareció en Ámsterdam, Holanda, a una mujer de nombre Ida Peerdeman para revelar 56 mensajes y visiones proféticas mediante las que presentó la situación impresionante de la Iglesia y del mundo, de aquellos años y de los actuales.
En los primeros mensajes, entre 1945 y 1950, la Virgen reveló las amenazas que vendrían sobre la humanidad y mostró al mundo en peligro de auto destruirse por desastres y guerras resultantes de una herida de la humanidad que, humillada por una confusión espiritual, ya no reconoce a Dios. En los mensajes de 1950 a 1954, reveló el título de Señora de todos los Pueblos, dictó una oración, explicó el significado de su imagen y pidió que se le proclamara Corredentora en un nuevo dogma de fe. En los últimos mensajes, entre 1954 y 1959, todos revelados el 31 de mayo, la Virgen se presentó en toda su gloria hablando con firmeza a las naciones y mostrando a la humanidad el camino que debe seguir.
En el VIII Mensaje, revelado el 25 febrero de 1946, la vidente expresa: “Calamidades naturales. Entonces veo escritas las palabras Hambre y Caos Político”, refiere que “La Señora dice: —Esto no es sólo para tu país, sino para todo el mundo”, a lo que ella responde: “Ese es otro periodo de opresión y de dolor que vendrá sobre el mundo. Entonces veo la palabra Desesperado”.
En el X mensaje, del 9 de junio de 1946, se describe que “La Señora mira el mundo muy preocupada y dice: —Entre los hombres ya no hay Justicia, Verdad y Caridad. Después, es como si la Señora mirara fijamente hacia adelante y en lo profundo dice: —Calamidad tras calamidad”.
En el XI Mensaje, del 4 de enero de 1947, se muestra al mundo de entonces, y luego al mundo actual: “Veo a la Señora de pie. Ella dice: -Busquen el apoyo en lo verdadero. Ella me hace sentir como si yo pasara la mano por el mundo y eso me produce un dolor tremendo. La Señora dice: —Así es el mundo en este momento. Paso otra vez mi mano por el mundo. Veo una imagen del mundo, como lo veo siempre. Entonces esa imagen cambia y, de repente, se convierte en un mundo totalmente diferente. La Señora dice: —Ese es el mundo de más tarde; ese será muy pesado. El mundo se auto destruirá. Esto último, la Señora lo dice tristemente, como si quisiera advertir a la gente: Si siguen así, el mundo se destruirá a sí mismo”.
El XIV Mensaje, del 26 de diciembre de 1947, parece mostrar nuestros días: “Veo cositas negras flotando a mi alrededor. Intento saber qué es, pero no lo logro; parece como polvo muy fino. No puedo distinguir con mis ojos lo que es. Es como si tuviera que mirar a través de algo, y allá abajo veo magníficos campos blancos y sobre ellos veo esas cositas negras, pero ahora agrandadas y como si tuvieran vida. No sé cómo explicarlo. Pregunto a la Señora: —¿Estos son bacilos?. Ella responde muy seria: —Es algo infernal. Entonces siento que se me hincha la cara y todo el cuerpo. Siento que tengo la cara muy hinchada y toda rígida. No puedo moverme. Oigo decir a la Señora: —Y lo están inventando”, y concluye con las palabras de la Virgen: “Pueblos, ¡están avisados!”.
En el XXVII Mensaje, el 11 de febrero de 1951, la Virgen dictó la siguiente oración, para la salvación del mundo, con la promesa de la venida del Espíritu Santo a quienes la recen diariamente: “Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra. Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los Pueblos, la Santísima Virgen María, sea nuestra Abogada. Amén”.
El 31 de mayo de 1996, el obispo de Haarlem, monseñor Henricus Bomers aprobó la devoción a la Señora de todos los Pueblos y autorizó su veneración pública. En 2002, también el 31 de mayo, el nuevo obispo de Haarlem, monseñor Jozef Marianus Punt, declaró el origen sobrenatural de las apariciones, manifestó que “los signos de nuestro tiempo son dramáticos” y explicó: “Francamente estoy convencido de que la devoción a la Señora de todos los Pueblos puede ayudarnos a encontrar el buen camino en medio de la dramática situación de nuestro tiempo; el buen camino hacia una nueva y especial venida del Espíritu Santo, que es el único que puede sanar las grandes heridas de nuestro tiempo”.
Por: Roberto O’Farrill Corona