UNAM aplicará protocolo de vacuna contra Covid-19
Graciela Cárdenas, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, coincidió en que el protocolo puede brindarles herramientas para tratar a pacientes con COVID-19.
Un grupo de más de 50 científicos de la UNAM trabaja en una vacuna contra SARS-CoV-2 y en un tratamiento para atender a pacientes con COVID-19, con base en Dexametasona administrada vía intranasal; y en un método para detectar anticuerpos de tipo IgG e IgM contra el nuevo coronavirus, que permitirá identificar a personas que han sido infectadas y han desarrollado respuesta inmune.
En breve se pondrá en marcha un protocolo clínico para evaluar el nuevo tratamiento basado en la administración de bajas dosis de glucocorticoides intranasales, en particular Dexametasona, para atender a pacientes con el coronavirus.
Dicho protocolo se realizará en conjunto con médicos del Hospital General de México, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, del Instituto Nacional de Cardiología, y con investigadores de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Universidad Nacional Autónoma de Morelos, y el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE).
En la investigación, participan integrantes del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) y de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, en colaboración con personal de institutos nacionales de salud, hospitales y otras universidades.
Al respecto, Edda Sciutto, doctora en Investigación Biomédica Básica e integrante del IIBm, informó que trabajan en una vacuna sintética y se evalúa la posibilidad de que ésta sea intranasal o inyectada.
“Hay vacunas basadas en el patógeno completo, y otras en algunos de sus componentes, que pueden ser recombinantes o sintéticamente producidos. En nuestro caso, identificamos regiones del virus que pudieran tener gran capacidad de inducir una respuesta inmune, con el objetivo de sintetizarlas con un alto grado de pureza. Es lo que estamos evaluando actualmente en el IIBm: su capacidad de inducir una respuesta inmune eficiente”, detalló.
Indicó que en función de los resultados obtenidos se podría formular la composición óptima de la vacuna para iniciar la evaluación de su capacidad protectora y su inocuidad en un modelo animal.
Destacó que el propósito es prevenir en pacientes moderados la desregulación de la respuesta inflamatoria; en pacientes graves las complicaciones respiratorias severas que obligan a la intubación y ventilación mecánica; y en los pacientes severos reducir el tiempo de asistencia respiratoria y mortalidad.
A su vez, Joselín Hernández, de la Unidad de Medicina Experimental UNAM en el Hospital General de México, donde se iniciará el protocolo con 60 pacientes, señaló que “quienes estamos en hospitales necesitamos más herramientas para evitar que las personas hospitalizadas lleguen a la unidad de cuidados intensivos, y estando ahí no mueran. Desde el inicio sabíamos que teníamos pocas estrategias y casi todas han sido copiadas del tratamiento de la Influenza A H1N1”.
Recordó que cuando les propusieron trabajar en este proyecto sabían que podía ser una buena opción, “sobre todo para evaluar si el uso de glucocorticoides puede evitar que pacientes graves no críticos progreses a pacientes críticos”, dijo.
Graciela Cárdenas, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, coincidió en que el protocolo puede brindarles herramientas para tratar a pacientes con COVID-19.
Asimismo, se informó que el equipo multidisciplinario también desarrolla un ensayo para detectar anticuerpos del SARS-CoV-2; para ello han recibido sueros de pacientes con COVID-19 del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, que son analizados en la Unidad de Investigación con instalaciones de BSL2 plus, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.
Ya se tienen ubicadas cinco moléculas que pudieran usarse para detectar anticuerpos. “En algunas semanas podríamos tener resultados y solicitar a las instituciones de salud más sueros para que, siguiendo la normatividad de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, validar el ensayo de inmunodiagnóstico, y a corto plazo poder ofrecer a la comunidad de la UNAM y a México esta prueba para saber si alguien tuvo o no la infección”, expuso Sciutto.
Juan Pedro Laclette, investigador emérito de la Universidad Nacional, por su parte, manifestó que para regresar a la nueva normalidad se requiere tener una idea del estatus inmunológico de la población. “Necesitamos saber qué proporción de la población va teniendo contacto con el SARS-CoV-2; sabemos que la mayoría son asintomáticos, y a través de pruebas masivas se puede evaluar la evolución de la epidemia en el país y tomar decisiones mejor fundamentadas”.