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Domingo 17 de Noviembre 2024

Un día como hoy, pero de 1976 murió Daniel Cosío Villegas

 

Fue director de la revista Historia Mexicana (1951-1961), presidente de El Colegio de México (1957-1963) y fundador de la revista Foro Internacional (1960).


Daniel Cosío Villegas fue un economista, historiador, sociólogo, politólogo y ensayista mexicano. Fundador del Fondo de Cultura Económica, del Colegio de México, de la Escuela Nacional de Economía y de El Colegio Nacional.

Realizó estudios de economía en la Universidad Harvard, la Universidad de Wisconsin y la Universidad Cornell. Posteriormente recibió un máster del London School of Economics y École Libre de Sciences Politiques de París (actual Institut d’Etudes Politiques de Paris). Su doctorado fue en Economía Agrícola.

Fue uno de los pocos críticos de Luis Echeverría Álvarez en los tiempos que ejercía la presidencia de la República. Sus ácidos artículos en el periódico Excélsior destacaron sobre todo en tiempos de represión, esto molestó a Echeverría y lo hizo saber por distintos medios, por lo que Cosío Villegas consideró dejar de escribir. El secretario de Educación Victor Bravo Ahuja lo visitó y le dijo que su esposa le había pedido suplicara a don Daniel no dejar de escribir, a fin de cuentas la esposa de Bravo Ahuja resultó ser Echeverría mismo, quien de plano se bajó de su nube y le habló al historiador: Siga escribiendo. Uno de sus libros que resultó en un hito fue La sucesión presidencial (1975), en el cual explicaba varios tabúes sobre la presidencia de México que en su tiempo la retuvo el Partido Revolucionario Institucional (PRI). En 1976 publicó sus memorias que le tardaron dos años en terminar. Fue enterrado, sencillamente, en el Panteón Jardín. El gobierno quiso enviarlo a la Rotonda de los Hombres Ilustres, pero su viuda se negó. Por iniciativa de Cosío Villegas, Lázaro Cárdenas ayudó a los exiliados de la Guerra Civil Española a llegar a México, y con ellos y con Alfonso Reyes Ochoa, entre otros muchos, se fundó La Casa de España, que después se convertiría en El Colegio de México, del cual Cosío Villegas fue fundador y presidente.

En 1947 publicó su ensayo La crisis de México, una explicación del fracaso de las promesas de la Revolución mexicana, donde expuso también que México estaba perdiendo su identidad nacional frente al inglés.

Durante el sexenio de Echeverría publicó una tetralogía de libros: El sistema político mexicano, El estilo personal de gobernar, La sucesión presidencial y La sucesión presidencial: desenlace y perspectivas. Todos de la editorial Joaquín Mortiz.

En “El Sistema Político Mexicano” definió bien al sistema político posrevolucionario: “una monarquía absoluta, sexenal y hereditaria por línea transversal”. Denunció el tapadismo, la corrupción y la demagogia. Calificó al sistema mexicano como: una disneylandia democrática.

En El estilo personal de gobernar se centró en la personalidad de Echeverría, dijo que los defectos del presidente se vuelven característica del sistema mismo. Cuando el autoritarismo hace que la patología del líder se transforme en la patología del gobierno, entonces se está hablando de un sistema político enfermo y probó lo afirmado por Robert Dahl: entre más se habla, menos se hace.

En La sucesión presidencial, Cosío concluyó que las características, el modo de transmisión de mando presidencial, el tapadismo, las sentó Lázaro Cárdenas cuando se vio forzado a imponer su decisión ante la inminente victoria de Juan Andreu Almazán frente a Manuel Ávila Camacho, su elección a presidente, en las elecciones de 1940. Dijo que el tapadismo era el mayor proceso de manipulación y que había perfeccionado los mecanismos de exclusión de todos de la vida política, en dado caso los grandes empresarios podían tomar alguna decisión menor. Y éste se fue afinando hasta que se logró neutralizar cualquier oposición. El autoritarismo mexicano logró la perfección.

En La sucesión presidencial: desenlace y perspectivas, Cosío describió cómo Echeverría “destapó” precandidatos ficticios mientras se reservó la decisión final. Esto se repitió hasta el final del régimen. Explicó por qué López Portillo tenía que romper con quien le dio el poder.

La polémica aparece porque Cosío criticó y externó las mañas del sistema en una época de mucha represión.

La calidad de los libros se debe, aparte de la inteligencia de Cosío, a que él estuvo cerca de su objeto de estudio, Echeverría y su gabinete, porque Echeverría “quería” a los intelectuales e invitaba a comer a Los Pinos a Cosío y su equipo.