Jóvenes mexicanos construyen cámara capaz de crear nubes y manipularlas hasta hacer llover, granizar o nevar
Jóvenes mexicanos construyeron una cámara capaz de crear nubes y manipularlas hasta hacer llover, granizar y nevar. De acuerdo a la Agencia Informativa Conacyt, el proyecto comenzó con la idea de generar paisajes efímeros con fines de divulgación científica y artística. Y nació por iniciativa del escenógrafo Jesús Hernández y el performer Raúl Mendoza, con […]
Jóvenes mexicanos construyeron una cámara capaz de crear nubes y manipularlas hasta hacer llover, granizar y nevar.
De acuerdo a la Agencia Informativa Conacyt, el proyecto comenzó con la idea de generar paisajes efímeros con fines de divulgación científica y artística.
Y nació por iniciativa del escenógrafo Jesús Hernández y el performer Raúl Mendoza, con el apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) a través del programa de teatro escolar, lo que los llevó a acercarse a los procesos químicos y físicos.
El colectivo conformado por ocho jóvenes de diferentes disciplinas, entre los que se encuentran dos maestrandos de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Susana Peralta y Rodrigo Buentello, quienes dirigieron todo el desarrollo fisicoquímico de la pieza, lograron crear tres cámaras, una para la fase experimental y dos de exhibición.
Las tres son parecidas a grandes cubos de vidrio en los que se combinan diferentes presiones y temperaturas hasta lograr el nacimiento de nubes bajas tipo estratos y estratocúmulos, que son las que mejor se pueden modelar con la presión de una altitud a nivel del suelo.
La ingeniera química Susana Peralta, una de las integrantes del colectivo y quien dirigió el área técnica de la cámara, detalló que para su construcción se tomaron en cuenta diversos aspectos como el grosor de los cristales, que tenían que soportar una mezcla de vapor a temperaturas muy altas para conseguir la suficiente energía y corrientes frías para que la mezcla pudiera condensarse a microgotas.
“En la cámara de fase experimental logramos hacer llover y granizar, pero no tenían tanto movimiento. En la segunda cámara fue posible hacer corrientes a nuestro antojo, lo que nos dio como resultado poder obtener y modelar diferentes tipos de nubes. Además, por su tamaño, las personas podían entrar en la cámara”, explicó.
Fuente: Capital México