¿Quién fue Vicente Lombardo Toledano?
Hombre formado en las entrañas de la Revolución, fue vehemente e incansable en el impulso de su proyecto socialista para México.
Integrante del famoso grupo de los Siete Sabios, Lombardo Toledano fue el dirigente obrero más importante de los años posrevolucionarios y la CTM su organización más poderosa. Hombre formado en las entrañas de la Revolución, fue vehemente e incansable en el impulso de su proyecto socialista para México. El Doctor Rosendo Bolívar Meza nos presenta una mirada precisa sobre las ideas que conformaron su pensamiento y su práctica política.
La fuerza de la ideología
El pensamiento político de Lombardo Toledano se desarrolla principalmente entre 1917 y 1940, en un contexto que inicia con los primeros años del proceso posrevolucionario y abarca el fin del caudillismo, la consolidación de la vida institucional, el ordenamiento de las finanzas, los efectos en México de la crisis internacional de 1929, la centralización de la economía y la intervención del Estado en ese ámbito, la política de masas, la reorganización de los sectores obrero, campesino y popular, el nacionalismo económico y las reformas cardenistas.
Con respecto a su formación, el joven Vicente presentó su tesis El derecho público y las nuevas corrientes filosóficas para obtener el título de licenciado en Derecho en 1919. En ella resumió las filosofías del siglo XIX; se refirió al Manifiesto del Partido Comunista como el documento más importante de esa centuria y a uno de sus autores, Carlos Marx, como la figura más importante en la historia de las doctrinas morales y políticas de ese periodo. Su conocimiento sobre el pensador alemán era en ese momento por fuentes de segunda mano. Su tesis muestra a un joven idealista con poca información y todavía con mucha confusión ideológica.
En sus años de formación como abogado y filósofo estuvo influido en un primer momento por las ideas del positivismo. Durante el bachillerato y los años universitarios fue, como todos sus compañeros, un receptor de las enseñanzas de sus profesores. Estos últimos, por lo general, simpatizaban con la filosofía idealista y negaban la corriente materialista. Lombardo aprendió las enseñanzas del positivismo y del idealismo, pero no estaba en condiciones de hacer una crítica de ellas.
Es a partir de 1925 cuando se adentra en el marxismo de forma autodidacta, siendo uno de los primeros mexicanos en estudiar las obras de Carlos Marx y Federico Engels. En ese tiempo Lombardo ya era un reconocido dirigente sindical y conductor de masas. En este periodo podemos verlo como un hombre de Estado que se formó, pensó y actuó dentro de los principios promovidos durante la Revolución mexicana.
Lombardo admitió que el proceso de maduración de su pensamiento fue lento y largo. No pasó de la filosofía idealista a la materialista rápidamente. A partir de 1919 empezó a leer por su cuenta las cosas que no había aprendido en sus años de estudiante. Comenzó a escribir en los periódicos El Universal y Excélsior, así como en la Revista CROM. En sus escritos de esos años se puede notar un alejamiento de las enseñanzas universitarias, sin precisar ni comprender todavía en forma completa los fundamentos de la filosofía marxista.
En una carta que escribe al escritor comunista francés Henri Barbusse, Lombardo le expone que su formación intelectual se inclinó primero hacia el idealismo, en el que creyó, y más tarde aceptó la doctrina del materialismo histórico-dialéctico de manera definitiva. Esta misiva es su único esbozo autobiográfico y en ella describe sus años de estudiante en la Ciudad de México, su preparación cultural, su ingreso al movimiento obrero, sus primeras ideas filosóficas y políticas, su experiencia dentro de la CROM y el Partido Laborista, las causas del abandono de su convicción idealista y de su programa socialdemócrata, así como su convicción marxista y las perspectivas que veía para México. También reconoce los motivos de la evolución de su pensamiento:
La gran crisis económica de la posguerra, con sus repercusiones políticas y morales, destruyó en mí los conceptos básicos de mi convicción social-demócrata y de mi filosofía espiritualista. Mi primer viaje a Europa (1925), que me permitió analizar de cerca los más importantes problemas del proletariado, aumentó mi desilusión sobre mi acervo cultural y me decidió a iniciar un estudio lento y sistemático de las doctrinas socialistas que sólo conocía yo superficialmente.
Entré en conflicto conmigo mismo, rotas mis primeras ideas, inconforme con muchos de los actos del gobierno y con la táctica empleada por los directores de la CROM en ciertas cuestiones de interés general para la clase obrera o para el país, y rechazando el proceder del Partido Comunista de México por parecerme infecundo, a fuerza de ser, en aquella época, torpemente sectario, infantil y alejado de las masas, dediqué la mayor parte de mi tiempo a recorrer la República, a estudiar su verdadera estructura, a conocer las necesidades de sus diversos núcleos humanos y a divulgar entre los sindicatos las ideas socialistas.
Lombardo se dio cuenta de que las ideas que había aprendido como estudiante no coincidían con la realidad y entre 1920 y 1930 se presentaron los cambios intelectuales más importantes en su vida.
Tuvo su primer contacto con el proletariado en 1917, cuando participó como secretario de la Universidad Popular, que en su mayoría tenía como alumnos a obreros y artesanos. A partir de entonces comenzó a combinar la academia con la actividad política y sindical, al crear la Liga de Profesores del Distrito Federal y formar parte del Comité Ejecutivo Nacional de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), creada en 1918. También perteneció al Partido Laborista, fue oficial mayor del gobierno del Distrito Federal, gobernador interino de Puebla y diputado al Congreso de la Unión. Fundó posteriormente la CROM Depurada, la Confederación General de Obreros y Campesinos de México y la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Contribuyó además a la creación de organizaciones sindicales en la región al fundar y dirigir la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) en 1938.
El antiimperialista
De 1940 a 1968, año en que murió Lombardo, en México se dio el fomento a la industrialización, la política de unidad nacional, el crecimiento del mercado interno y del externo, la sustitución de importaciones, el superávit comercial y otros aspectos que beneficiaron parcialmente la economía nacional en la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial, aunado a la idea de que los países periféricos podían lograr un crecimiento económico autónomo de las naciones imperialistas del orbe, en especial de Estados Unidos.
Esos factores contribuyeron a que Lombardo desarrollara y afinara su proyecto nacionalista y antiimperialista para México y América Latina mediante la creación de frentes nacionales democráticos y patrióticos.
Los años cincuenta y sesenta fueron de debilidad para el movimiento sindical independiente, no así para el proyecto lombardista, ya que nuestro personaje participó como dirigente de la CTAL hasta 1963 y fue vicepresidente de la Federación Sindical Mundial, de tendencia antiimperialista. Para entonces Lombardo ha madurado su pensamiento y concepción de la realidad, aunque ha perdido cierta fuerza sindical. Consolida su proyecto nacionalista, antiimperialista y popular a través de la creación de frentes que incluyen la participación de obreros, campesinos, intelectuales y la burguesía nacionalista, subordinando los intereses de clase al interés supremo de la nación. Considera al imperialismo norteamericano el principal opresor de los pueblos latinoamericanos y no descuida la lucha por la implantación del socialismo.
El líder político
En 1948, con marxistas mexicanos, Lombardo crea y encabeza el Partido Popular, después Partido Popular Socialista, con la idea de consolidar los principios de la Revolución mexicana, ya que para él éstos los había bloqueado el Partido Revolucionario Institucional. El organismo surgió con el objetivo de orientar y apoyar críticamente las posiciones progresistas de los gobiernos.
En su época, Lombardo destacó por sus ideas políticas avanzadas y sus tácticas y estrategias de lucha. Representó a una de las más importantes corrientes políticas e ideológicas; su proyecto y liderazgo se extendió en México y América Latina, tal como lo demuestra su actuación al frente de la CTAL.
Como hombre de Estado, concibió a éste como el núcleo central de las contradicciones de clases y como el elemento propulsor del desarrollo, el cual debe ser reformado para lograr la consolidación de la vida institucional, la reorganización económica y política, así como la rectoría estatal en materia económica a través del nacionalismo revolucionario.
Para Lombardo el depositario de la unidad nacional debe ser el Estado, elemento necesario para la consolidación de la vida institucional en los primeros años de la posrevolución, como ocurrió con la formación de varias agrupaciones y organizaciones obreras y campesinas antes y durante el cardenismo, hecho por el que se puede hablar de un apoyo de las organizaciones populares al Estado.
Lombardo asumió el carácter de dirigente político de un sector opositor a los gobiernos emanados de la Revolución. Fue uno de los grandes constructores del movimiento obrero mexicano, dando a buena parte de éste una excelente preparación ideológica, táctica, teórica, moral y política, de la cual no había ejemplo semejante en el pasado anterior a la CTM.
Su extraordinaria capacidad oratoria fue un factor importante en la construcción de su imagen y poder. También fue un elemento muy importante para la construcción de un frente nacional revolucionario, un militante honesto y un verdadero intelectual que supo unir su destino de manera profunda y definitiva a la lucha de las masas trabajadoras.