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Jueves 21 de Noviembre 2024

Quien aquilata el pasado, construye su futuro, asegura el senador Eduardo Ramírez

 

Ramírez Aguilar refirió que hay sucesos que marcan un antes y un después en la larga marcha de la humanidad que representan un parteaguas en la historia.


Un pueblo avanza cuando aquilata la herencia de sus ancestros, porque sólo quien aprende de su pasado, puede construir con certidumbre su futuro, manifestó el senador Eduardo Ramírez Aguilar al inaugurar el seminario semipresencial “A 500 años de la conquista de México-Tenochtitlan. Conversaciones sobre las implicaciones y significados en la historia”, evento organizado por el Senado de la República y el Instituto Belisario Domínguez.

Senadores, así como la directora del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledezma y Eduardo Matos, integrante del Colegio de México, coincidieron en eliminar de la historia la imagen de la Malinche y los tlaxcaltecas como traidores, cuando en realidad se estaban defendiendo.

En su mensaje, Ramírez Aguilar refirió que hay sucesos que marcan un antes y un después en la larga marcha de la humanidad que representan un parteaguas en la historia y que definen el rumbo de las naciones enteras e influyen de manera profunda en la vida de los pueblos, cuyo impacto se siente en mayor o menor medida en todo en la milenaria historia de nuestra tierra.

Dijo que fundamentales es, sin duda, la conquista de México un hecho comparable a su contemporánea caída de Constantinopla. La llegada de Cortés a costas mexicanas marcaría el inicio de un proceso complejo para nuestro pueblo, un proceso que sigue teniendo implicaciones en la actualidad y que tuvo un hito hace 500 años con la caída de Tlatelolco y Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521.

Aseveró que la conquista fue la gran epopeya mexica en defensa de su imperio y, al mismo tiempo, un principio que significó una oportunidad de liberación para muchos de los pueblos oprimidos. Representó el ocaso de los dioses mesoamericanos y a la vez el surgimiento del sincretismo religioso que nos caracteriza.

Significó, sí, el origen de nuestra raza mestiza, pero también el trágico inicio de una de las peores catástrofes demográficas en la historia provocada por las enfermedades traídas de Europa al final de la gran Tenochtitlan, que dio el surgimiento de esta nuestra Ciudad de México.

Pero también conmemoramos estos 500 años para recordar la deuda histórica que aún tenemos con los herederos más directos de ese evento trágico y de sus consecuencias económicas políticas y socioculturales para todos nuestros pueblos originarios, advirtió el también presidente de la Mesa Directiva del senado, Eduardo Ramírez.

La senadora Patricia Mercado indicó que el seminario busca entender cómo la conquista conmocionó la vida de los pueblos mesoamericanos de ayer, cómo ese momento de confrontación generó profundas divisiones, pero también interacciones, diálogo y coexistencia entre personas y grupos diversos.

“El resultado de esos procesos históricos es la enorme diversidad cultural del México contemporáneo, una diversidad que es una prueba para la construcción de la democracia, porque en una democracia auténtica, cada una de las identidades tiene el mismo derecho de existir, de ser, de decidir, de participar”, puntualizó la legisladora de Movimiento Ciudadano.

Ana Lilia Rivera Rivera, de Morena, sostuvo que en las interpretaciones actuales de la conquista de México, el ánimo de reforzar la posición dominante del conquistador y presentarlo como un superhombre dueño de una ciencia, una tecnología y hasta una religión superior que le permitió dominar a los pueblos originarios del Anáhuac, es insostenible.

A 500 años de la derrota mexica, la historia y la antropología contemporáneo propone nuevas hipótesis apoyadas en datos científicos y no en suposiciones que permiten develar mitos arraigados sobre la historia de los orígenes de nuestra nación que solo han dado lugar a división, prejuicio y discriminación entre mexicanas y mexicanos.