¿Qué sucedió en Francia el 14 de de julio de 1789?
La toma de la prisión de la Bastilla inició la Revolución Francesa que acabó con la monarquía de Luis XVI y redactó la primera Constitución democrática.
La toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789 es uno de los acontecimientos históricos más importantes de la historia. Fue el levantamiento que dio inicio a la Revolución Francesa. La Bastilla era un símbolo de la opresión por estar dentro muchas de las víctimas maltratadas por la corona francesa.
La cárcel había sido construida en el siglo XIV y era una fortificación que simbolizaba lo peor de la monarquía francesa. A principios de la primavera de 1789 Francia era un país con cerca de 26 millones de habitantes. Un número muy elevado si tenemos en cuenta que la población actual es de 65 millones. La inmensa mayoría de la población sufría un nivel de pobreza que horrorizaba incluso a los más duros observadores extranjeros.
Un escritor inglés que viajaba por Francia relató que veía por todas partes campesinos pobres que parecían “hambrientos espantajos”. La razón principal para el nivel de pobreza eran los gravosos impuestos. Los impuestos recaían casi exclusivamente sobre el campesinado y los trabajadores urbanos pobres, y no sobre los nobles que se podían aprovechar de un número importante de privilegios para no pagar. Tampoco pagaba impuesto alguno la rica y poderosa iglesia católica, que era propietaria del 10% del territorio.
Los impuestos eran especialmente caros en París. Cualquier alimento o bebida o cabeza de ganado que entraba en la ciudad para su venta quedaba retenida en las puertas y sus propietarios debían pagar un impuesto.
La deuda nacional iba cada vez más en aumento. Ascendía a 46 millones de libras francesas. Francia vivía bajo condiciones terribles. El rey Luís XVI había heredado esta situación cuando ascendió al trono en 1764, pero había sido incapaz de cambiarla. Era un monarca dubitativo incapaz de tomar decisiones y que no tenía además ninguna simpatía por las necesidades del pueblo común.
Antes de 1789 Francia ya había celebrado asambleas constituyentes, integradas por el primer estado (el clero), el segundo estado (la aristocracia) y el tercer estado (clase media y campesinado), pero no se habían celebrado desde hacia varios años.
Un presionado Luis XVI reunió los estados generales para tratar de la crisis económica. La economía era cada vez más débil y mucha gente se moría literalmente de hambre. El tercer estado (clase media y campesinado) clamaba por reformas, pero era siempre reprimido por la mayoría que tenían en la asamblea el clero y la nobleza.
El 17 de junio de 1789 el tercer estado, dirigido por un grupo de revolucionarios parisinos, se retiró de los estados generales y formó la asamblea nacional cuyo propósito era redactar una constitución. El rey Luis se vio forzado a aceptar los hechos consumados.
El suceso que desencadenó la toma de la Bastilla fue la destitución del ministro de economía de Luis XVI. Los consejeros conservadores del rey le habían presionado para que destituyera el ministro de Economía, ya que éste había mostrado simpatías por las peticiones del pueblo.
Luis XVI destituyó a su ministro el 11 de julio. El día 13 de julio una multitud se manifestó por las calles del centro de París. Los manifestantes se llamaban a sí mismos “Ejército de Ciudadanos”. Poco después del amanecer del 14 de julio se reunieron ante el Hotel des Invalides, un hospital y complejo militar pidiendo armas. Los guardias que lo custodiaban no intervinieron. Llegaron a los sótanos y se llevaron más de 28.000 mosquetes y diez cañones.
A continuación, decidieron acudir a la bastilla para conseguir allí más pólvora y munición y para destrozar aquel símbolo ancestral del sistema político y social aristocrático, el antiguo régimen. La Bastilla era un edificio enorme con ocho torres de planta circular y muros de 25 metros de altura. El nombre Bastilla proviene de la palabra Bastille que significa castillo o fortaleza.
Había sido construida en el siglo XIV como fortaleza militar y se había utilizado desde entonces como prisión del Estado. Prisioneros famosos fueron el escritor y filósofo Voltaire y el Marqués de Sade.
El alcaide de la Bastilla era el marqués de la Unai. Tenía pocas fuerzas para defender la fortaleza. Solo 82 soldados y 32 profesionales de la guardia suiza. Empezó la batalla. El ejército de ciudadanos cogió mazos de hierro y destruyó las cadenas que mantenían levantado el puente elevadizo. El puente cayó sobre el foso y la multitud invadió el patio anterior. Se inició el fuego dado que los rebeldes eran muchísimos más en pocas horas tomaron la Bastilla. Los rebeldes desarmaron a todos los soldados defensores de la fortaleza. La victoria fue total.
El rey Luis XVI anunció entonces que volvía a llamar a su ministro de Economía, incluso empezó a llevar una escarapela tricolor cuando aprobó el nuevo Gobierno. Los nobles empezaron a huir. Luis XVI se quedó y moriría al igual que su esposa, la famosa Maria Antonieta.
Durante la década siguiente Francia sufrió un cambio radical. La generalización de la violencia de las multitudes transformó muy pronto la revolución en un torbellino. El reinado del terror que se inició en 1792 fue anticipo de derramamientos de sangre similares en las revoluciones de Rusia y China ya entrado el Siglo XX. Pero fue tan alto el número de asesinatos que los ideales de la revolución de 1789 quedaron afectados. El terror alejó a países como Estados Unidos que acababa de culminar con éxito su propia revolución emancipadora.
Pero el 14 de julio de 1789 fue realmente el pueblo llano quien dio el primer paso hacia la república. Desde entonces, el día de la Bastilla se celebra cada año en Francia como festivo recordando la histórica jornada en la que el pueblo francés ganó su libertad. La fortaleza en si apenas sobrevivió. Al principio fue una atracción turística, pero un año después en 1790 un empresario obtuvo permiso para demoler la estructura y poder venderla por piezas a los cazadores de recuerdos.
En la actualidad aquella antigua prisión está ocupada por el mejor teatro de ópera de Francia y uno de los mejores del mundo, la Ópera de la Bastilla.
Con información de LA RAZÓN.