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Viernes 22 de Noviembre 2024

Se reconstruirá San Pablito: EPN

 

Coheteros rezan por víctimas; piden no ser satanizados


Las campanas de la iglesia principal de Tultepec retumbaron por varios minutos tras rendirle homenaje póstumo a las víctimas que, con ilusión decembrina, habían llegado el martes a comprar sus fuegos artificiales para festejar el fin de año.

Los restos de Verónica Sánchez y un menor recorrieron, en los hombros de sus familiares, las calles principales del municipio.

A ritmo de banda, decenas de personas clamaron justicia mientras la música resonaba al paso de una larga fila de autos.

El destino final el panteón de Xahuento, localidad aledaña al centro, donde sólo familiares y conocidos lograron entrar, pues la mezcla de enojo y tristeza de los deudos no permitió que alguien más se acercara.

“Adiós –gritaban algunas personas–, jamás te olvidaremos” decían otras, pero la escena mezcla de tradición y folclor, solamente proclamaba una cosa: que los dejen trabajar en paz.

Detrás de la tragedia, en Tultepec, familias enteras continúan trabajando en la pirotecnia pues en lo que las autoridades se deciden en cómo ayudar a las personas que perdieron sus locales y familias, las deudas y sustento siguen y es necesario continuar percibiendo dinero.

Vuelta a la normalidad

A cuatro días del accidente y con una larga lista de incendios, los productores de Tultepec esperan que ya no se les satanice porque es su única fuente de trabajo y el riesgo siempre estará latente.

Xahuento alberga al menos a mil productores de cohetes, quienes continúan en la fabricación de fuegos pirotécnicos para las fiestas de las comunidades cercanas.

Al entrar a la comunidad mexiquense, decenas de letreros y bardas pintadas con el letrero de “peligro” advierten del riesgo que implica el solo hecho de estar ahí, mientras que Jaime Miranda sale a recibir a las personas y visitantes con un gesto de preocupación.

“Bienvenidos a Xahuento”, dice. A lo lejos, tres trabajadores manufacturan bombas y diversos cohetes que ya están a punto de trasladar para su venta. “Quítense cadenas, anillos y dejen encendedores o cigarros”, indica antes de entrar a los talleres donde se pueden ver al menos 100 kilos de explosivos listos para su traslado.

Tres bodegas, con una distancia de 35 metros cada una, avisan que es mejor tomar todas las precauciones debidas para no correr riesgos, mientras don Jaime, como le dicen, explicó que existe un riesgo simplemente por el hecho de trabajar con pólvora; por ello, es necesario que se comercialicen en lugares abiertos y muy alejados entre sí para que las personas puedan reaccionar en caso de un accidente.

Seguridad

Conforme a las reglas y protocolos de seguridad, mantienen dos extinguidores en el módulo sin puertas, mientras que uno de sus ayudantes saca algunas bombas a secar al sol.

“Claro que hemos tenido problemas, no estamos a salvo de un accidente, pero el chiste es saber reaccionar, unos se quedan parados, otros ayudan y algunos más se echan a correr, pero lo importante es actuar bien cuando algo suceda”.

A pesar de que son comunidades que se dedican a la pirotecnia, no todos tienen el respeto o la conciencia del peligro, apunta, porque muchos compañeros prueban sus productos en los patios y en ocasiones las chispas con la brida encendida llega a caer, por ello de inmediato tenemos que salir.

Recuerda que dejar que los cohetes se quemen es la primera regla a seguir, una vez a salvo se tiene que comenzar a apagar el fuego, “pero allá en San Pablito no tuvieron ni tiempo de eso porque está todo muy pegado y las salidas están lejos”, mencionó Miranda.

Con actitud optimista, los productores esperan que en breve se les den los apoyos, pero aseguran, que no llegará nada de dinero si los líderes comienzan a meterse, porque con tal de ganar dinero meten más puestos y generan un foco de peligro para los visitantes, finaliza don Jaime.