#OpinónCapital Democracia liberal fortaleció el neoliberalismo y éste al populismo
El voto de los marginados está dominado por la dependencia del asistencialismo, el rencor de no participar de las imágenes conocidas de corrupción y el resentimiento
La advertencia del ensayista e historiador Enrique Krauze en el The New York Times sobre el populismo que podría instalarse en Los Pinos de 2018-2024 rozó apenas una de las razones del fracaso de la democracia liberal: la pobreza-desigualdad.
Ahí se localiza el punto central del debate: la democracia liberal (modelo filosófico) derivó en neoliberalismo de mercado (capitalismo depredador) y condujo a la realidad de que 80 por ciento de los mexicanos vive en condiciones de marginación y que el modelo económico de mercado (protegido por el Estado), ha logrado un crecimiento promedio anual del PIB de 2.2 puntos porcentuales en el largo periodo 1983-2018.
En este sentido, la bandera populista de López Obrador –como en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte– no se sostiene por la clase proletaria, sino que su base electoral está formada por el lumpen de desclasados que se convirtieron en rémoras del gasto asistencialista del Estado, con programas de dinero regalado a cambio de votos.
La democracia sin adjetivos promovió el voto libre, pero sin entender que a la política no la mueve las ideas sino las pasiones y necesidades. El voto de los marginados está dominado por la dependencia del asistencialismo, el rencor de no participar de las imágenes conocidas de corrupción y el resentimiento.
En el sexenio 2012-2018 el PRI perdió su última oportunidad de ofrecer su antiguo modelo de bienestar; peor aún, las reformas estructurales de 2013-2014 se hicieron con la promesa de bajar precios sociales y todos han subido. En cambio, López Obrador sólo ofrece calor social, programas asistencialistas mayores y no corrupción. La investigadora estadounidense Katherine Cramer estableció la teoría de que el voto que hizo ganar a Trump en 2016 fue el “voto del resentimiento social” de los marginados del desarrollo, los abandonados en los condados y las víctimas de la burocracia corrupta.
La democracia liberal avanzó en materia de libertad de voto, pero olvidó que el liberalismo se basa en el mercado y éste puede ser depredador a favor de los productores ricos y negativo para los ciudadanos que no son propietarios. La contradicción no ha sido estudiada por la ciencia política: el mercado puede ser, afirmó alguna vez Octavio Paz, un símbolo de la democracia en condiciones de equidad regulada.
La simbiosis democracia liberal-neoliberalismo comenzó en 1983 y a la fecha tiene a la economía estancada en 2.2 por ciento promedio anual, cuando en el viejo populismo priista 1934-1982 ese promedio de PIB fue de 6 por ciento. López Obrador explota el inconsciente histórico colectivo para dejar entrever que regresarán los años de crecimiento con bienestar, cuando la actual estructura neoliberal impedirá que la economía crezca más de 3 puntos porcentuales sin generar inflación, devaluación y crisis. López Obrador no cumplirá su compromiso central, pero el populismo seguirá ofertando ilusiones y expectativas incumplibles.
La democracia liberal se olvidó del modelo económico y el neoliberalismo de mercado depredador se apropió de la democracia liberal. Paradójicamente, el populismo de López Obrador será beneficiario de la democracia liberal. A lo largo de 35 años, los demócratas liberales miraron por encima del neoliberalismo de mercado depredador y creyeron que las masas seguirían votando por la idea y no por su destruido nivel de vida.
Y ya no será así. Política para dummies: La política es la habilidad para vender espejitos… y dejar contentos a los compradores de ilusiones. Si yo fuera Maquiavelo:“Es más fácil conservar un Estado hereditario, acostumbrado a una dinastía, que uno nuevo”.
Carlos Ramírez/@carlosramirezh
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
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