OpiniónCapital Victoria anticipada
El “primero los pobres” y su “honestidad valiente”, más su dedito y su manera de hacer las cosas, le dieron a López Obrador la hegemonía, durante mucho tiempo, de lo que era marcar la agenda
Existe un viejo dicho que sostiene, que cuando los dioses quieren enloquecer a los hombres, les mandan victorias por anticipado.
De todos los informes y encuestas que parecen indicar que nos podríamos ahorrar el costo de la campaña presidencial que acabamos de arrancar, uno de los más reveladores y terribles es el informe publicado por Goldman Sachs denominado; “México: 100 días de incertidumbre y drama potencial”, que indica urbi et orbi, y, sobre todo, a todos aquellos que tienen que ver con el mundo del dinero y el mundo financiero internacional, que AMLO prácticamente ha ganado las elecciones.
Llama la atención lo contundente que es ese informe, aparentemente hablando, sobre la imposibilidad de que la elección fuera ganada, por quien en un principio era su caballo favorito: José Antonio Meade.
Es verdad que la política y la economía moderna es sobre todo un estado de ánimo.
Y es verdad que ese estado de ánimo, sin ninguna razón, ni elemento que lo sostenga, dice una y otra vez por las encuestas, pero también por informes tan sorprendentes como éste, que López Obrador ya ganó.
Siempre me sorprendió, que cuando López Obrador era el Jefe de Gobierno, él y su dedito, tuvieran la capacidad de marcar la agenda política nacional con aquella conferencia de prensa que daba diariamente a primera hora de la mañana –cuando todos los demás dormían–.
Entonces, lo atribuí a la falta de oficio y a ese extraño experimento que fue el Foxismo.
Mismo que, no conseguía consolidar la agenda del cambio, pero tampoco tenía alguna fórmula para contrarrestar lo que eran las partes más calientes de la reorganización política y, sobre todo, de las demandas sociales.
El “primero los pobres” y su “honestidad valiente”, más su dedito y su manera de hacer las cosas, le dieron a López Obrador la hegemonía, durante mucho tiempo, de lo que era marcar la agenda.
Sin embargo, ahora la agenda no la marca su dedito. Es más, ni siquiera la marca él, salvo por algunos oportunismos, como el de llevar el debate de la política nacional a la confabulación de todo un paquete, entre, la necesidad de infraestructura estratégica –como el nuevo aeropuerto– e inmoralidad de la corrupción y la lucha contra la impunidad.
Todo ello, en un mismo esquema de soluciones, que muchas veces suenan a ocurrencia, y en medio de todo, miles de millones de pesos ya invertidos y decisiones que no dejan claro –técnicamente hablando– en qué consisten las ventajas o desventajas que den a AMLO y algunos de los principales consejeros técnicos del proyecto.
Hay muchas cosas pendientes por clarificar, entre otras, porque en el informe de Goldman Sachs, lo que no se dice es qué va a pasar con el peso y el valor del dólar, luego del 1 de julio.
La tarea es inmensa, pero si las finanzas ya se resignaron y se empieza a mandar mensajes, de que ese es el caballo ganador, créame, ese es un factor más que contribuye en esta borrachera de decisión anticipada, a que el resultado del 1 de julio ya se produjo.
Antonio Navalón/@antonio_navalon
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
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