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Viernes 22 de Noviembre 2024

#OpiniónCapital Trimestre decisivo

 

La historia nos demuestra que en las elecciones presidenciales de 2000, 2006 y 2012 los votantes empezaron a inclinarse definitivamente por algún candidato durante el último trimestre de la campaña


Los meses de abril, mayo y junio serán cruciales para los tres principales candidatos a la presidencia de México, que son Ricardo Anaya, del PAN-PRD-MC; Andrés Manuel López Obrador, de Morena-PT-PES, y José Antonio Meade, del PRI-PVEM-Panal.

El 12 de febrero se inició el periodo intercampañas, el cual concluirá el 29 de marzo. Durante estos 45 días, según la ley electoral y como lo explicaron hace unos días varios consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), “los candidatos no podrán participar en debates, no podrán aparecer en spots ni en mesas de análisis o redondas donde esté más de un candidato… no pueden realizarse actos públicos como mítines, marchas o asambleas que tienen la intención de presentar ante el público a un candidato o candidata… los aspirantes a un cargo de elección popular no pueden hacer un llamado expreso al voto por sí mismos o su partido, o bien, en contra de algún otro candidato o partido político…

Los candidatos sí pueden asistir a eventos privados y a reuniones en las que expongan temas generales y de interés público, siempre y cuando no llamen al voto, ni realicen actos anticipados de campaña… lo que no se puede hacer en periodo de intercampañas, es la presentación de las plataformas electorales de los candidatos”.

Los partidos políticos, los candidatos y sus simpatizantes tampoco podrán hacer labores de proselitismo a través de los “escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones y expresiones que durante la campaña electoral produzcan y difundan”.

En resumen: el intercampañas es un periodo en donde todos los actores políticos deben hacer política sin que parezca que la están haciendo y las campañas empezarán, en serio, el 30 de marzo.

La historia nos demuestra que en las elecciones presidenciales de 2000, 2006 y 2012 los votantes empezaron a inclinarse definitivamente por algún candidato durante el último trimestre de la campaña.

Las encuestas así lo muestran. Así, en abril de 2000 Vicente Fox tenía 40 por ciento de la intención del voto contra el 42 por ciento de Francisco Labastida. Éste se mantuvo arriba hasta junio, pero la elección la ganó el panista con 43 por ciento de los votos, siete puntos porcentuales arriba del priista.

En marzo de 2006, Felipe Calderón tenía 32 por ciento de la intención del voto contra 38 por ciento de AMLO. Al mes siguiente estaban virtualmente empatados y, finalmente, el panista ganó la elección con 35.9 por ciento del voto, ligeramente arriba del 35.28 por ciento que obtuvo AMLO.

En abril de 2012 Enrique Peña Nieto tenía 48 por ciento de la intención del voto, lo doble del 24 por ciento de AMLO. La elección la ganó el del PRI con 39 por ciento de los sufragios contra 32 por ciento que obtuvo AMLO.

Hoy, la intención del voto para cada candidato es la siguiente: AMLO 28.4 por ciento, Anaya 21.3 por ciento y Meade 17.9 por ciento. Esto variará mucho en el trimestre abril-junio, que será decisivo.

Eduardo Ruiz-Healy/@ruizhealy

*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
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