#OpiniónCapital Por qué no creo que acabarán con la corrupción
Cuando la oposición ha llegado al poder a nivel federal, estatal o municipal, se ha abstenido de denunciar las pillerías de quienes los antecedieron en el poder
En lo que al tema de la corrupción se refiere, recordemos lo que ocurrió en México desde 1930, año en que llegaron al poder el primer presidente de la república y los primeros gobernadores emanados del Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecesor del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI) La corrupción no se acabó en México durante los primeros 70 años en que el PRI controló la Presidencia de la República.
Tampoco desde que la recuperó en diciembre de 2012.
La corrupción no se acabó en México durante los 12 años en que la Presidencia estuvo en manos de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, de 2000 a 2012.
La corrupción no se acabó en Baja California desde que, a partir de 1989, ese estado ha sido gobernado por panistas.
Tampoco se acabó en la Ciudad de México pese a que desde 1997 ha sido gobernada por perredistas, incluido el hoy morenista Andrés Manuel López Obrador.
La corrupción no se acabó en ninguno de los estados que desde 1930 ha gobernado ininterrumpidamente el PRI, que son Campeche, Coahuila, Colima, Hidalgo y Estado de México. Pero tampoco se acabó en las otras 27 entidades en donde han gobernado militantes del PAN, PRD, PVEM o quienes llegaron al poder siendo independientes.
La corrupción no se acabó en las secretarías de Relaciones Exteriores, Hacienda o Desarrollo Social cuando el titular de éstas fue José Antonio Meade.
Y los moches entre los diputados de la bancada panista no se acabaron cuando Ricardo Anaya fue su coordinador o presidente nacional del PAN.
Y en la Ciudad de México la corrupción de los funcionarios del gobierno local siguió teniendo los niveles de siempre cuando Andrés Manuel López Obrador fue el jefe de gobierno del Distrito Federal.
Y no se acabó en el Gobierno Federal durante la presidencia de Felipe Calderón, esposo de Margarita Zavala.
Y en Nuevo León la corrupción sigue estando presente, a pesar de las promesas de extirparla, que durante su campaña hizo el gobernador con licencia Jaime Rodríguez.
Y mientras fue militante del PRD Armando Ríos Piter nunca denunció la corrupción que hubo en los gobiernos perredistas que tuvo Guerrero de 2005 a 2015.
Ahora cada uno de ellos nos dice que tiene la fórmula mágica para acabar con la corrupción que desde tiempo inmemorial ha caracterizado las relaciones entre los mexicanos, sean éstas las que se dan entre los gobernantes y los gobernados o entre individuos particulares.
No olvidemos que, salvo unas notorias excepciones, cuando la oposición ha llegado al poder a nivel federal, estatal o municipal, se ha abstenido de denunciar las pillerías de quienes los antecedieron en el poder.
Por todo lo anterior no le creo a ninguno de los candidatos presidenciales cuando me asegura que acabará con la corrupción.
Eduardo Ruiz-Healy/@ruizhealy
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
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