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Viernes 22 de Noviembre 2024

#OpiniónCapital Nuestra maldita corrupción

 

El Consejo de la Judicatura Federal anuló el concurso para la designación de Jueces de Distrito, porque se descubrió que parte de los exámenes que se aplicarían fueron robados y presuntamente vendidos entre los aspirantes


A pesar de que 79 por ciento de los mexicanos pensamos que la corrupción es un problema serio, cuando se trata de encontrar caminos para abatirla o erradicarla nos entrampamos y el flagelo sigue vigente todos los días, en todos los ámbitos y en todos los lugares de este país. De acuerdo con las últimas mediciones serias, en 2015 se presentaron casi cinco millones de actos de corrupción en trámites gubernamentales, y 44 por ciento de las empresas realizó pagos extraoficiales.

Hasta ahora Mexicanos Contra La Corrupción es quien presuntamente lleva las mediciones más certeras de lo que representa este flagelo para nuestra sociedad y como país, pero el problema es que esta organización ha sido cuestionada por funcionar con dinero proveniente de exenciones fiscales y se adjudican salarios que llegan al tope de la tasa impositiva, evitando así el pago de contribuciones al fisco. Para decirlo más claro, la maldita corrupción está tan arraigada en nosotros, que nos atrevemos a combatirla con actos de corrupción.

La corrupción no es un problema solamente de los mexicanos, pues resulta que Oxfam, esa organización internacional especializada en la realización de análisis de pobreza y desigualdad, está metida en un problema de corrupción, ya que su presidente internacional, Juan Alberto Fuentes Knight, fue detenido en Guatemala, pero también fue arrestado el expresidente Álvaro Colom, de quien el propio Fuentes Knigth fue secretario de Finanzas.

En una muestra más de nuestra mendicidad como personas, el Consejo de la Judicatura Federal anuló el concurso para la designación de Jueces de Distrito, en el que se inscribieron poco más de 2 mil 600 concursantes, porque se descubrió que parte de los exámenes que se aplicarían fueron robados y presuntamente vendidos entre los aspirantes. El colmo de la indecencia en este país es que aquellos que por su presunta probidad serían elegidos para solucionar controversias judiciales compraron los exámenes.

Siempre hemos sabido, sobre todo quienes estudiamos la carrera de Leyes, que nuestro sistema judicial es una de las partes de la conformación gubernamental que presenta mayores índices de corrupción, aunque el dinero que se hurta no tiene nada que ver con las enormes cantidades de que se dispone en la esfera de los tres órdenes de gobierno. Los mayores negocios se realizan en las compras y en los concursos de infraestructura.

Para encontrar la solución a un problema, lo primero que se debe hacer es aceptar que existe el problema. México se está pudriendo por la enorme corrupción de sus gobernantes, y solamente nosotros podremos revertir esa circunstancia denunciando las conductas oprobiosas de nuestra clase política y empresarial.

Una parte de ese México tan nuestro está pudriéndose con el dinero robado, y me parece que ha llegado la época del endurecimiento de las penas. Cárcel de por vida a los corruptos podría ser un buen comienzo, porque en otras latitudes los condenaron a muerte. Al tiempo.

Vladimir Galeana/@vladimirgaleana

*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo

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