#OpiniónCapital Morena, agencia de colocaciones; AMLO, oportunismo por congruencia
Morena no es un partido político con ideas, estructura, ideología y masas, sino un aparato de poder igual al PRI: regalará posiciones a cambio de traiciones
La incorporación abrupta de la panista Gabriela Cuevas a Morena para conseguir una candidatura de elección popular desnudó el juego de las incongruencias de López Obrador y mostró a Morena como un partido escoba que barre para sí todos los desechos de los demás partidos.
Asimismo, ese reacomodo también reveló los altos costos políticos que tendrá que pagar Ricardo Anaya Cortés, porque su alianza forzada con el PRD disminuyó el número de posiciones para los panistas.
Lo que Anaya no ha alcanzado a calibrar es que Cuevas, con todo y sus saltos oportunistas, formaba parte de los grupos panistas tradicionalistas que representaban votos. Cuevas se llevará votos panistas a Morena.
El problema no radicó sólo en la falta de espacios por los sacrificados con el PRD por la alianza, sino a la falta de sensibilidad política de Anaya para negociar con los panistas. Anaya se ha aislado en su candidatura y ha ido perdiendo aliados dentro del PAN.
Cuevas fue una pieza importante del PAN en el proceso de desafuero de López Obrador en el 2004-2005. Si bien el tabasqueño como jefe de gobierno sí era merecedor del desafuero porque se negaba a obedecer un mandato de la Corte, la operación política fue manejada por Santiago Creel Miranda como secretario de Gobernación y precandidato panista a la Presidencia para el 2006. Cuevas fue la que pagó la fianza de López Obrador para no ir a la cárcel y para que “no se haga la víctima” y López Obrador le contestó entonces a Cuevas que pagar la fianza era un “acto cobarde”. Ahora los dos son aliados y derraman miel, lo que demuestra la nula calidad política de ambos.
La nueva militancia de Cuevas en Morena fue una prueba más de que Morena no es un partido político sino una agencia de colocaciones y que candidaturas se venden al mejor postor.
Cuevas representa el conservadurismo político panista más rancio y ahora López Obrador la asume, no se sabe si a pesar de esas ideas o, visto el conservadurismo de López Obrador, precisamente por ellas.
Morena es la prueba de la tipología oportunista de los partidos políticos.
A mediados del siglo pasado el politólogo Otto Kirchheimer llegó a la caracterización de los partidos escoba o partidos atrapalotodo. En una versión más mexicana, Morena sería la versión de un partido materialista, pero no por su dialéctica o por responder al materialismo dialéctico e histórico del marxismo, sino por la mexicana: el camión materialista que acarrea cascajo político.
Por Cuevas, Manuel Bartlett, Lino Korrodi, Esteban Moctezuma, el salinista Alfonso Romo, Julio Scherer Ibarra y otros políticos destripados, Morena no es un partido político con ideas, estructura, ideología y masas, sino un aparato de poder igual al PRI: regalará posiciones a cambio de traiciones.
Esas personalidades políticas prueban –mejor: comprueban– que López Obrador carece de una propuesta propia y que se ha rodeado de figuras quemadas del viejo régimen –la mafia del poder– para llegar a la Presidencia a servir a los mismos intereses priistas que esos políticos, hoy morenistas, sirvieron hasta no hace poco tiempo.
Como última adquisición de López Obrador, la panista Gabriela Cuevas representa el más acendrado conservadurismo ideológico de la derecha. Y será la prueba de que Morena es una franquicia que sirve para el reparto de chambas como pago a lealtades compradas.
Política para dummies: La política es el reino de la incongruencia, pero hay que saberla vender como congruencia.
Carlos Ramírez/@carlosramirezh
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
smg