#OpiniónCapital Las cifras que cuentan
Estamos distraídos con las cifras de las encuestas presidenciales 2018, hay otras cifras que pasan inadvertidas, pero que en conjunto serán lo que más tomará en cuenta el elector al emitir su voto el 1 de julio: lo que está sucediendo con las cifras económicas
Mientras todos estamos distraídos con las cifras de las encuestas presidenciales 2018, hay otras cifras que pasan inadvertidas, pero que en conjunto serán lo que más tomará en cuenta el elector al emitir su voto el 1 de julio
Y es que el debate parece centrado en que si la ventaja de López Obrador ya es inalcanzable, que si Anaya está afianzado en el segundo sitio o que si Meade podrá remontar su arranque desde la tercera posición.
Pero detrás de esos porcentajes, lo que los war rooms de los candidatos deberían evaluar es lo que está sucediendo con las cifras económicas.
Porque como decía muy sabiamente Bill Clinton, “¡Es la economía, estúpidos!”, cuando se refería a qué era lo que más apuntalaba o no a un candidato.
Las gasolinas lo evaporan todo. Es cierto que no todo es culpa de la Reforma Energética, que los precios del petróleo vienen subiendo y que la cotización del dólar frente al peso también.
Pero, ¿alguien podría no reflejar en los precios el aumento del entre un 5.9 y 7.7 por ciento el litro de las gasolinas, y del 6.6 por ciento del diesel, tan solo en el primer mes del 2018?
Y esa carestía impacta también los recibos de luz, y pega no solo en el bolsillo de los automovilistas, sino en el costo de transportación de cualquier producto. ¿Bajarán los combustibles o se pondrán peor antes de julio?
Los precios se van al cielo. Digan lo que digan, prometan lo que prometan, la inflación se disparó al 6.69 por ciento anualizada, su nivel más alto en 16 años.
Eso significa que el efecto del 10 por ciento de incremento en el salario mínimo que recetaron al arrancar el año, que es mucho menor en salarios superiores, se va a nulificar antes quizás al finalizar febrero.
Sin demeritar que se hizo un esfuerzo por ajustar el salario mínimo ¿alguien cree que un trabajador o trabajadora pueden alimentar, dar vivienda, pagar servicios y dar vestido a su familia con 88 pesos diarios? Inténtenlo.
Sobre todo cuando los alimentos subieron de golpe entre un 20 y 50 por ciento, con la justificación del incremento en combustibles e inflación. ¿Lo dudan?
El huevo alcanza en el arranque del año un aumento del 40 por ciento respecto al 2017. Y en los últimas semanas, el frijol se fue de 21 a 26 pesos, el jitomate de 15 a 22 pesos el kilo, la papa de 15 a 18 pesos y la carne de 120 a 155 pesos el kilo. ¿Qué compramos con los 8 pesos de aumento diario al salario?
Los Bancos en jauja. Y si alguien dice que todos estamos sufriendo por parejo los ajustes económicos, no le crea.
Los Bancos mexicanos, mayoritariamente en manos de extranjeros, anunciaron hace unos días que elevaron sus utilidades 28.4 por ciento entre 2016 y 2017. Alcanzaron los 137 mil 700 millones de pesos.
O lo que es lo mismo, el costo del dinero y de los servicios bancarios se nos encareció casi tres veces por encima del aumento salarial.
Por eso decimos a los candidatos y a sus equipos que hay que ver otras cifras, más allá de las incipientes y debatibles encuestas presidenciales. Porque al final del día esas son las que definirán el nivel de indignación que impactará en el voto. Y de la inseguridad, mejor después hablamos.
Ramón Alberto Garza/@ramonalberto
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
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