#OpiniónCapital La forma corrupta del agua
Miguel Ángel Mancera, denuncia sin pruebas y sin nombres, que “están cerrando válvulas y eso es más político”
En un abrir y cerrar de válvulas se compendia, para el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, “la intención clarísima de afectar la gobernabilidad” en la capital de la república.
Grupos innombrables y aún sin identificar por la autoridad, tanto los que instalan tomas de agua clandestinas para favorecer a nuevos desarrollos inmobiliarios, como aquellos que cierran válvulas sin ser descubiertos por la autoridad, constituyen, a ojos del funcionario capitalino, una embestida subversiva que amenaza la convivencia ciudadana.
Montados entre el pretexto de afectaciones por el terremoto de septiembre pasado y el agitado clima preelectoral, “los grupos” habrían rebasado la capacidad de vigilar instalaciones estratégicas y manejado como negocio propio el suministro del líquido vital.
Eso es lo que parece admitir, sin rubor alguno, Miguel Ángel Mancera, cuando denuncia sin pruebas y sin nombres, que “están cerrando válvulas y eso es más político”.
Ni por asomo se le ocurrió al Jefe de Gobierno enfocar sus sospechas sobre un abuso masivo de servidores públicos que estarían operando en un esquema de “huachicoleros del agua”, como los han llamado vecinos afectados. Se trataría de técnicos y supervisores que pueden manejar a su antojo las famosas válvulas para dar acceso privilegiado al agua a los nuevos desarrollos inmobiliarios –delegaciones Benito Juárez y Cuauhtémoc–, vendiendo caros sus servicios; que sufran otros usuarios, con el pretexto de afectaciones a las tuberías a causa del macrosismo de septiembre. La tragedia como señal de arranque para un esquema corrupto de primero impedir el acceso al líquido y luego negociar para cobrar un “moche” y así reinstalar el servicio, alegando que hubo escasez debido a taponamientos o rotura de tuberías, aflojamiento del subsuelo e hipotético peligro de más derrumbes a causa de la presión hídrica.
Nos entera el director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, Ramón Aguirre, que hay miles de tomas clandestinas controladas por “personas ajenas a Sacmex”, que manipulan las válvulas para beneficiar a centros comerciales, nuevos conjuntos residenciales que no previeron garantizar el acceso al agua y lo improvisan después. Vecinos han denunciado cómo empresas particulares que venden pipas en más de mil 600 pesos son llenadas en algunas de esas tomas ya ni tan clandestinas.
Coyoacán, Benito Juárez, Iztacalco, Venustiano Carranza, Tlalpan son delegaciones con al menos 50 puntos de cierre de válvulas. “Saben que dañan a la ciudad; (tienen) la intención clarísima de afectar la gobernabilidad”, insistió Mancera.
Estableció el paralelismo entre el “huachicoleo” de ductos petroleros y el sabotaje hídrico el propio Ramón: “si se da en el tema de hidrocarburos que no lo hagan con un tubo de agua, que es más fácil”.
Y ahora, a tapar el pozo sin fondo de este sospechoso control de válvulas. Se colocarán cerraduras para que nadie ajeno a la autoridad meta mano en su cierre o apertura como hoy parece que cualquiera puede hacerlo.
En su libro Las guerras del agua, la hindú Vandana Shiva afirma que, tras los conflictos bélicos, se ocultan conflictos políticos por los recursos. Se camuflan guerras en nombre de la religión o la raza que en realidad ocultan fines de control, por la fuerza, de recursos estratégicos, como el agua.
Ella plantea una “democracia del agua”. Pero vemos aquí abusiva, monopólica, inequitativa y manipulada distribución del líquido: la forma corrupta del agua.
José Reveles/[email protected]
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
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