OpiniónCapital Gobernación: crisis de seguridad interior y culpar a los demás
Los grupos de narcos no se disputan la Ciudad de México, sino que pelean por tomar el control de la República Mexicana. Y Gobernación anda repartiendo culpas
Ante la pérdida de amplias zonas de soberanía territorial del Estado nacional en buena parte de la República, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, acaba de descubrir que el crimen organizado está disputando territorio en la Ciudad de México.
Morelos, Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Quintana Roo, Chihuahua, Sonora, Baja California Sur, Guanajuato, Tabasco, Estado de México y Puebla tienen parte de su territorio de soberanía del Estado nacional en poder del crimen organizado, sin que la dependencia encargada de seguridad, la Secretaría de Gobernación, haya podido diseñar una estrategia coherente, integral y de inteligencia.
De ser cierta la apreciación de que parte de la Ciudad de México está en poder del narco, entonces habría que exigirle cuentas a la dependencia federal que ha permitido que su estrategia de seguridad haya sido horadada por el crimen organizado.
El control y acotamiento del crimen organizado nacional y hasta transnacional le corresponde a Gobernación en tanto que se trata de un agrupamiento de criminales de carácter federal.
El señalamiento de Navarrete contra el Gobierno de la Ciudad de México tuvo, en realidad, un escenario político-electoral que, paradójicamente, estaría ayudando a López Obrador y a su candidata capitalina Claudia Sheinbaum, porque al secretario de Gobernación se le olvidó recordar que el crimen organizado en la CDMX opera en zonas de experredistas y hoy morenistas.
El Estado ha perdido el control de la soberanía nacional, se ha dedicado a repartir culpas y no se ha preocupado por diseñar una estrategia integral de seguridad interior. La Secretaría de Gobernación como órgano responsable directo de la seguridad pública y de la seguridad interior tiene la obligación de actuar contra las estructuras del crimen organizado, no seguir arrestando a cabezas de organizaciones Medusa.
La falta de una estrategia integral ha permitido la expansión del crimen organizado en casi toda la República Mexicana. El efecto cucaracha ya contaminó a la Ciudad de México porque el Gobierno Federal ha sido incapaz de construir una muralla de seguridad alrededor de plazas de primera importancia. Y una vez detectada la disputa de los beneficios del tráfico, el Gobierno Federal no ha sabido diseñar una táctica de blindaje.
El crimen organizado es un asunto federal. Y al hablar de federal hay una referencia a la integración de una estrategia de responsabilidad de Gobernación con el apoyo y la alianza de gobiernos estatales.
Si 80 por ciento de la República está contaminada por las bandas criminales que han penetrado al Estado, a la sociedad y a las policías, entonces existe un fracaso oficial. La estrategia gubernamental se sigue basando en jefes y no en estructuras, por lo que los arrestos no resuelven el problema.
Al Gobierno Federal le ha faltado, por si fuera poco, liderazgo institucional. El abandono de la Ley de Seguridad Interior por parte del Estado ha sido una gran victoria política para el crimen organizado. Los gobiernos estatales carecen del manejo de inteligencia criminal, no tienen instancias de coordinación con las Fuerzas Armadas y su capacidad de fuego es menor que la de los criminales.
Los grupos de narcos no se disputan la Ciudad de México, sino que pelean por tomar el control de la República Mexicana. Y Gobernación anda repartiendo culpas.
Política para dummies:La policía suele ser entendida como la forma de culpar a los demás de los errores propios, y seguir caminado con tranquilidad.
Si yo fuera Maquiavelo: “Los principados religiosos, a pesar de hallarse indefensos, no les son arrebatados y los súbditos, a pesar de carecer de gobierno, no se preocupan; son, por consiguiente, los únicos principados seguros y felices”.
Carlos Ramírez/@carlosramirezh
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
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