#OpiniónCapital El diablo está en los detalles
Vivimos situaciones de confusión deliberada, como el hecho de que el segundo hombre más importante de Morena, Alfonso Romo, haya referenciado el caso de Napoleón Gómez Urrutia con la historia de Nelson Mandela
Mientras se trata de perdonar, de unir, de sumar, de ir cantando plegarias o himnos alabando al Señor, poniendo cada uno en su corazón a quien merezca tal nombre, todo va bien.
El problema llega cuando hay que empezar a separar el trigo de la paja y cuando hay que empezar a explicar cara a cara, ojo a ojo, cargo a cargo, corrupción a corrupción, o escándalo a escándalo, por qué razón el Movimiento Regeneración Nacional, eso que en forma de partido significa la congregación de López Obrador, está compuesto por el reciclaje de diferentes desechos políticos.
Creo en el perdón, y en ese sentido, para que nuestro país pueda encontrar realmente la paz, creo que debe haber más piedad y más indulgencia.
Sin embargo, creo que el perdón –y hasta el propio Cristo lo hacía– siempre debe estar acompañado de una genuina y honesta decisión de no volver a pecar, por lo menos con la misma piedra.
Aunque el motivo por el que se perdona como por el que se castiga, permanece sin ser explicado.
Por eso ahora vivimos situaciones de confusión deliberada, como el hecho de que el encargado del proyecto del país y el segundo hombre más importante de la candidatura de Morena, el ingeniero Alfonso Romo, haya referenciado –mas no comparado– el caso de Napoleón Gómez Urrutia con la historia de Nelson Mandela.
Y es que, Romo explicó que en la vida ha visto “sacrificios de mucha gente que luego salen adelante”, y que puede que haya una condena de por medio como la que mantuvo a Mandela tras las rejas durante 27 años, y sin embargo, a su salida pudo ganar el Premio Nobel de la Paz por lograr el milagro de acabar con el apartheid dándole a su pueblo paz, estabilidad y desarrollo.
Los detalles, esos que no explica ni el Señor, los detalles, esos que muchos pasan por alto, son los que contienen realmente lo peligroso de la situación.
En ese sentido, he de destacar que independientemente del matiz que estoy utilizando respecto al hecho de que si se hizo o no una comparación con Mandela –como muchos han intentado explicar–, al mencionar que sólo se puso como ejemplo una situación para ejemplificar lo que significa una condena general frente a alguien que después la historia puede absolver; hay aspectos mucho más importantes que se han ignorado.
Y es que, más allá de esa anécdota, hay que estar muy atentos al hecho de que el líder redentor tendrá que explicar cuáles son los criterios del perdón y cómo todo eso podrá constituir realmente un nuevo pueblo al que alcanzará la tierra prometida de un México sin corrupción y sin impunidad.
Antonio Navalón/@antonio_navalon
*Esta opinión no refleja necesariamente la de este sitio informativo
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