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Jueves 21 de Noviembre 2024

Las Huellas de la Crisis

 

La mirada de un nuevo Gobierno hacia los temas internos más que los “externos” parecía una buena noticia para aquellos grupos de la población que reclamaban mayor atención y solución a los grandes problemas nacionales: marginación, pobreza, inseguridad y corrupción, entre otros. Pero paulatinamente estamos viendo que esta aparente “introspección” oficial no sólo hace que […]


La mirada de un nuevo Gobierno hacia los temas internos más que los “externos” parecía una buena noticia para aquellos grupos de la población que reclamaban mayor atención y solución a los grandes problemas nacionales: marginación, pobreza, inseguridad y corrupción, entre otros. Pero paulatinamente estamos viendo que esta aparente “introspección” oficial no sólo hace que dejemos de participar activamente en ciertos temas globales y discusiones que también le afectan a México y a la región, sino que no se valoren y analicen los procesos y crisis que en otras latitudes se están viviendo hoy día.

Sin duda el tema de la contingencia por el COVID 19 es uno de ellos. Una Administración Federal que aún goza de buena credibilidad con los ciudadanos de todo el País y que apuesta a que sus “medidas paulatinas” tengan un efecto sobre todo psicológico en la gente para evitar el pánico y los casos desbordados, y se aprecie que respondió a la emergencia con sensibilidad, atino y mesura. El tiempo dirá si fue lo acertado.

Pero pese a los mensajes oficiales, la sociedad civil organizada se activa y rebasa al Gobierno -como sucedió con los sismos del 19 de septiembre de 1985 y de 2017-: universidades y escuelas en todo el País suspendieron clases presenciales antes de lo anunciado por la SEP; centros de entretenimiento (cines, teatros, casinos, etc.); empresas organizadoras de eventos culturales y deportivos; hoteles y bancos; gobiernos estatales cancelando actividades públicas y eventos que incluso les dejan una importante derrama económica; el Poder Judicial, así como empresas de todos tamaños y giros tratando de implementar el Home Office y ya esta semana el anuncio de algunas plantas automotrices con paros programados.

Siendo así, estas crisis deben dejar memoria, y ayudarnos a repensar algunos de los aspectos que nos permiten ser más resilientes y responder de mejor manera a las circunstancias mundiales, regionales y locales que cada día presentan nuevos y mayores retos:

La Economía: ampliando las inversiones más allá del petróleo y de la producción de bienes no necesarios. La Educación, con vías menos tradicionales, evolucionando en sistemas mixtos y en algunos casos hasta remotos y virtuales, aprovechando más los recursos infinitos de las plataformas educativas en línea y la conectividad con otras regiones en cualquier parte del mundo, preparando de manera efectiva a las siguientes generaciones para requerimientos que hoy no siquiera conocemos.

El Trabajo, a partir de las nuevas tecnologías, la Inteligencia Artificial, la minería de datos y las mejores formas de incrementar la productividad sin perder la esencia y derechos de los trabajadores.

Los Gobiernos: incrementando los servicios en línea, la descentralización, transparencia, eficiencia y respuesta a los ciudadanos. Y sobre todo las Relaciones Sociales y Personales, la solidaridad que nunca debe perderse y por el contrario, debe fortalecerse por todas las vías posibles.

Estas crisis deben dejar huellas no solo negativas, sino también y en lo posible, positivas, que nos ayuden a crecer y preparar a las sociedad para las siguientes crisis.

 

 

Por: Juan Carlos Zepeda*

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* Maestro en Historia del Pensamiento.

Socio Director de FWD Consultores.