La alianza útil
OPINIÓN / LA COYUNTURA/Vladimir Galeana Si de algo podemos estar seguros los mexicanos es de la capacidad de Andrés Manuel López Obrador para conformar una alianza que compita en la elección presidencial de 2018, pero además con amplias posibilidades de ganar. Y no es que el tabasqueño necesite mucha decisión para lograrlo, pero está en campaña desde […]
Si de algo podemos estar seguros los mexicanos es de la capacidad de Andrés Manuel López Obrador para conformar una alianza que compita en la elección presidencial de 2018, pero además con amplias posibilidades de ganar. Y no es que el tabasqueño necesite mucha decisión para lograrlo, pero está en campaña desde hace poco más de 14 años, y eso significa que tiene una ventaja considerable sobre sus más cercanos perseguidores.
Sin lugar a dudas, los resultados de la elección en el Estado de México resultarán fundamentales para la negociación de las próximas alianzas, por lo que habrá que observar con mayor detenimiento lo que pudiera presentarse en las siguientes dos semanas. Las coincidencias serán las que marquen la ruta que habremos de transitar los mexicanos, y hasta ahora se visualiza por primera vez desde la Reforma Política de 1979, la conformación de dos grandes bloques.
Ayer la dirigente del Partido de la Revolución Democrática señaló que su partido no descarta la posibilidad de ir en alianza hacia la elección presidencial con el Partido Acción Nacional, lo que hasta ahora ha sido de mucha utilidad para ambas fuerzas políticas porque entendieron que unidas ampliaban sus posibilidades de alcanzar el triunfo. Hoy la competencia se avisora entre dos grandes bloques, el primero conformado por el hombre de Macuspana, y el otro por quienes se alíen para oponerse a su llegada al poder.
Las alianzas entre panistas y perredistas nunca han sido ideológicas, y pese a ser antagónicas pudieron conjuntar intereses para pelear con enormes posibilidades de alcanzar el triunfo.
Los hechos están ahí, y por eso el PRI perdió las gubernaturas de Chihuahua, Veracruz, Tamaulipas, Quintana Roo, Aguascalientes, Durango y Puebla. Sin lugar a dudas, esa demostración se debió al interés por quitarle posiciones a los tricolores antes que por la conveniencia de los electores.
Hoy la circunstancia es distinta porque al PAN y al PRD no les alcanzará con su caudal de simpatizantes para alcanzar el triunfo durante la elección presidencial del año venidero. Necesitan encontrar motivos para sumar adeptos y restarle posibilidades al señor López Obrador. El problema es que no tienen otra oportunidad más que voltear hacia el Partido Revolucionario Institucional que pese a sus problemas gubernamentales sigue manteniendo una alta cuota de militantes.
Para decirlo más claro, la única forma de que el señor López Obrador no se haga con la Presidencia de la República es que sea antagonizado por una gran alianza útil que deje de lado los principios ideológicos y los intereses grupales de cada partido. Y esa alianza puede ser construida desde el centro democrático, donde tanto perredistas como panistas coincidirán con lo que quede del tricolor. Es la única forma de detener al tabasqueño, y lo saben. Al tiempo.
BPG