El próximo presidente de México
OPINIÓN / PUNTOS SOBRE LA ÍES/ Antonio Navalón Era el año 2006, y en la Casa Blanca el entonces presidente George W. Bush hacía una intervención en un acto público, cuando de pronto interrumpió su discurso para decir: “veo que en este momento entra el que seguramente será el próximo presidente de México, mi amigo Tomás Yarrington”. […]
Era el año 2006, y en la Casa Blanca el entonces presidente George W. Bush hacía una intervención en un acto público, cuando de pronto interrumpió su discurso para decir:
“veo que en este momento entra el que seguramente será el próximo presidente de México, mi amigo Tomás Yarrington”.
Ahora, once años después, me alegro por la PGR, me alegro por el procurador Cervantes, me alegro porque independientemente de lo que haya detrás de la detención de Yarrington, es posible presenciar que por lo menos en algunos casos la investigación del Estado va avanzando.
Usted podrá relacionar ese caso con la macro- operación de corrupción más grande de todos los tiempos, pero lo cierto es que por primera vez esos pendientes se empiezan a resolver.
Y lo cierto es que Tomás Yarrington fue detenido como un pacífico, ilustre y rico ciudadano que estaba empapándose de la ambición de poder que le heredaron los Borgia a la historia, y de la aportación del Renacimiento con los seres más complicados como fueron los mecenas de Miguel Ángel y los creadores de la ciudad – casi santa– llamada Florencia.
La cara de Yarrington es de sorpresa. Y ahora pueden ser posibles todas las alternativas de acusaciones con las que hemos vivido durante años.
Existe la sospecha de que él era un testigo protegido al que le habían cambiado la identidad, las huellas y todo para que colaborara con lo único que le importa a Estados Unidos que es descubrir a los siguientes y a los siguientes hasta tener la red más amplia de ilegalidades del mundo.
¿Quién protegió a Yarrington durante estos años en EU y en Europa? Porque además él no fue descubierto en una aldea perdida del Ngorongoro en Tanzania, fue detenido mientras paseaba en compañía de amigos por las calles de Florencia.
La ficha roja la solicitó la PGR a la Interpol, la recompensa la propuso la PGR y en cualquier caso es esta PGR la que lo traerá de regreso a México, aunque no sé si será esposado más allá de la foto para que empiece a hablar.
Y es que, como ustedes comprenderán teniendo las mejores voces debutando en los teatros neoyorquinos, como es “El Chapo” y Édgar Veytia, el exfiscal de Nayarit, lo que Yarrington no le haya contado a los gringos y nada, es exactamente lo mismo.
Sin embargo, hay que reconocer que para el equilibrio ecológico y moral del país es importante que Tomás Yarrington vuelva.
Yo recuerdo que cuando traté con él siempre me gustó ese aire desprendido de hombre humilde que había conseguido pasar por el poder, no sin corromperse porque eso no lo ocultaba, pero eso sí sin afectar su carácter que seguía siendo esencialmente modesto, como el de su buen amigo George W. Bush.
BPG