El presidente indeseable
OPINIÓN / PUNTOS SOBRE LA ÍES/ Antonio Navalón John Kelly, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, es sin duda alguna un buen militar, un buen marine y un hombre que conoce México. Él ha pasado muchas horas en nuestro país y nos conoce muy bien, no sólo por los expedientes de inteligencia que le llegaban como […]
John Kelly, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, es sin duda alguna un buen militar, un buen marine y un hombre que conoce México.
Él ha pasado muchas horas en nuestro país y nos conoce muy bien, no sólo por los expedientes de inteligencia que le llegaban como responsable del Comando Sur, sino porque además tuvo mucho interés en defender lo que significaba nuestra verdadera esencia.
Incluso ayer ese espíritu lo manifestó en un foro celebrado en la Universidad George Washington, destacando la importancia de la relación bilateral y reconociendo que México es un “gran aliado”.
Sin embargo, hace un par de semanas Kelly hizo la declaración más inconveniente que se recuerda en muchos años para los intereses del imperio del norte, asegurando que un presidente de izquierda no sería bueno para México ni para EU.
Y es que, no sé si tienen interés en que López Obrador sea presidente, pero sí sé que con declaraciones como las que hizo le ayudan a lograrlo.
El espíritu antigringo ha sido durante mucho tiempo parte de las señas de identidad de la América que habla español. Por eso declarar que un presidente de izquierda dificultaría la relación bilateral, sólo significa sumarle puntos al candidato de Morena.
En ese sentido, me alegra como mexicano que el canciller Videgaray saliera a la palestra a recordar que lo que elijamos los mexicanos es sólo un problema nuestro y de nadie más.
Es la declaración más potente de reafirmación de la soberanía nacional que ha hecho desde que le designaron el triste papel de ser el que debe arreglar una situación casi irremediable por la personalidad del 45º presidente de Estados Unidos de América.
Videgaray y Kelly tienen que saber que más allá de perjudicar el balance comercial, se está perjudicando el sentido del respeto. Algo que ya ha ocurrido en otros episodios de nuestra historia.
Uno de esos momentos fue aquella mañana en la que Benito Juárez acudió al fusilamiento de Maximiliano y Miramón, no lo hizo sólo porque como mexicano de raíces indígenas violentadas comprendía muy bien la venganza, sino también porque supo que Maximiliano era una mancha al honor nacional y se debía limpiar con la fuerza de la dignidad y la justicia.
Ahora lo peor de la relación de Trump con México es la falta de respeto, es nuestra humillación. Y en ese sentido, no importa que las voces den excusas en privado y ofendan en público, sino que ahora nuestro vecino del norte no se puede permitir el lujo de emitir ninguna opinión sobre los asuntos internos de los mexicanos, porque el pueblo de México, no los políticos, no los gobernantes, el pueblo de México se siente muy ofendido.
BPG