Coalición o colisión
COLUMNA/ LA COYUNTURA/ Vladimir Galeana Probablemente los mexicanos estemos viviendo una de las últimas etapas de ese presidencialismo a ultranza con el cual hemos convivido durante muchos años. Quizá han sido demasiados porque hace tiempo comenzó a dar evidentes signos de agotamiento, y aún cuando la mayor parte de los mexicanos entendemos ya que no […]
COLUMNA/ LA COYUNTURA/ Vladimir Galeana
Probablemente los mexicanos estemos viviendo una de las últimas etapas de ese presidencialismo a ultranza con el cual hemos convivido durante muchos años. Quizá han sido demasiados porque hace tiempo comenzó a dar evidentes signos de agotamiento, y aún cuando la mayor parte de los mexicanos entendemos ya que no está resolviendo nuestros problemas de forma efectiva, eso tiene que llamarnos la atención e incluso preocuparnos porque las consecuencias pudieran ser catastróficas.
Pero también hay que agregar que tampoco está sirviendo para garantizar nuestra convivencia armónica, y pareciera que nuestra clase política lo ignora o no quiere darse cuenta. Nuestro sistema político ya no funciona adecuadamente desde que dejó de producir gobiernos que satisfagan las principales necesidades de los estratos sociales que padecen mayor precariedad. Como siempre, son las sociedades las que avanzan más que los gobiernos y eso es precisamente lo que ocurre en este país.
El debate acerca del cambio de régimen político o de gobierno hace tiempo que comenzó, y hasta ahora quienes encabezan a los partidos políticos han mostrado renuencia a reconocerlo. Pero también hay que señalar que tampoco han querido participar en la discusión acerca de la ruta que debemos construir antes de profundizar aún más nuestra crisis. Pero para eso necesitamos entrarle al debate, o al menos para establecer las condiciones para su desarrollo.
La pregunta que nos hacemos quienes analizamos cotidianamente la circunstancia en que se toman las decisiones, es qué pasará ante el previsible triunfo minoritario de uno de los tres bloques que se visualizan en la competencia. Aunque no lo quieran aceptar nuestros profesionales de la política, lo más importante en el esquema gubernativo son la gobernabilidad y la gobernanza, independientemente de quiénes sean los elegidos para integrarse en los equipos de trabajo.
La primera de ellas no es más que la capacidad de la estructura de gobierno para responder a los requerimientos de su sociedad. La segunda es la capacidad que tienen aquellos que integran la estructura de gobierno de dirigirse con la misma ruta, en el mismo sentido, con la misma intensidad, pero sobre todo con la firme decisión de alcanzar metas comunes, medibles, evaluables, y que resulten benéficas para ese mosaico pluriétnico y pluricultural que conforma nuestra nación.
El problema es que en México las coaliciones se planean con la finalidad de que alguien no pueda ganar antes de que podamos ganar todos los mexicanos. Nuestros políticos son cortoplacistas y solamente piensan en el proceso electoral y no en el esquema de gobierno. Hacen coaliciones con la finalidad de imponer condiciones. Más les valdría, por el bien de la gente, pensar en establecer condiciones de gobierno con una ruta definida y establecida de antemano: un Pacto por México para establecer un esquema gubernativo en el que nos responsabilicemos todos porque el futuro tiene que ser un fin común. Al tiempo.
BPG