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Sábado 23 de Noviembre 2024

Naget narró cómo sobrevivió cuando su ex pareja intentó asesinarla y golpeó a su bebé

 

Naget sobrevivió a una tentativa de feminicidio cuando su expareja las golpeó a ella y a su bebé de 7 meses en un hotel de Tampico, Tamaulipas.


La madrugada del 3 de enero de 2021, Eduardo Alfonso G.M. golpeó a su hija de 7 meses e intentó asesinar a su esposa, Naget Abraham, al interior de una habitación de hotel ubicado en Tampico, Tamaulipas, de donde el hombre es originario.

Y es que el 8 de Marzo no sólo fue la inspiración para que varios de miles de mujeres salieran a las calles, sino para que muchas otras se atrevieran a salir a la luz por las violencias que casi les apagaron la vida.

Las sobrevivientes de la violencia machista que cobra la vida de 10 mexicanas todos los días.

Mujeres como Naget, de 23 años, quien el 4 de febrero pasado levantó una denuncia judicial contra Eduardo Alfonso por tentativa de feminicidio, lesiones y violencia intrafamiliar.

Aunque aún no estaban divorciados, la pareja ya se había separado y únicamente hablaban para conversar sobre asuntos en torno a su hija.

Sin embargo, las agresiones iniciaron cuando ella le sugirió iniciar los trámites para separarse legalmente.

“Él ya estaba muy decidido a que ya íbamos a regresar”, platicó Naget a Reporte Índigo.

“Él estaba sumergido en episodios de drogadicción muy fuertes. No sé exactamente qué consumía, pero eso fue algo muy importante que me llevó a decidir separarme de él”.

Durante la madrugada del 3 de enero, Eduardo Alfonso, de 27 años, arremetió contra su expareja y la bebé de ambos días después de celebrar el Año Nuevo con la familia de ese presunto agresor.

Los tres se encontraban en el hotel HS Hotsson, ubicado en la avenida Miguel Hidalgo, en Tampico, cuando el hombre lanzó su teléfono celular contra la bebé ante la negativa de Naget a regresar con él.

El objeto se estrelló contra el rostro de la niña de 7 meses.

“Le lanza el celular, en ese momento ella tenía 7 meses, apenas empezaba a gatear. El celular le cae en la cara. Como es un celular grande, el golpe le dañó sus ojos, nariz y boca del lado derecho. Ella empieza a gritar, yo vi que tenía mucha sangre”.

Cuando Naget se acercó a atender a su hija, el hombre le quitó a la bebé de los brazos y amenazó a la mujer. “Pobre de ti si dices algo de lo que pasó”, le gritó.

Ella salió de la habitación a buscar ayuda con personal del hotel. Cuando subió al cuarto, acompañada de dos trabajadores del establecimiento, el sujeto no les permitió el acceso; en cambio, les solicitó algunas gasas para curar las heridas de la niña.

“En eso marca a la habitación un doctor al parecer del hotel, pero Eduardo me arrebata el teléfono y le dice que él es médico y le pide que deje de estar molestando. En ese momento él arranca los cables del teléfono”.

El hombre encerró en la habitación a Naget, quien tenía a la niña en brazos, y se la arrebató para arrojarla a cualquier sitio, sin fijarse siquiera dónde podría caer.

“La aventó arrojándola hacia atrás, como si fuera un objeto, sin fijarse si caía en el suelo o en la cama; como cuando avientas una chamarra. Sólo me miraba a mí, con cara de odio”.

La pequeña cayó al suelo y Eduardo Alfonso comenzó a estrangular a su expareja.

“Me agarra del cuello y me empieza a decir que qué pensaba, que estaba tonta si pensaba que yo podía ser libre, que yo era literalmente de él, que nunca me iba a dar el divorcio. Todo el tiempo asfixiándome”.

Tras ese intento de asfixia, la lanzó al suelo para continuar golpeándola.

“Me empezó a golpear la cara, las costillas, me tiró al piso para patearme, me arrastró por el suelo de los cabellos, me pisaba, me sacaba el aire”.

Luego la incorporó para subirla a la cama, donde comenzó a retirarle todos sus objetos personales, momento en que también le mordió varias partes del cuerpo para arrancarle la piel

“No sé cuánto tiempo pasó hasta que me subió a la cama y me empezó a quitar mis cosas. Anillos, collares, mis aretes. Como no me pudo quitar un anillo y me empezó a morder el dedo, también los brazos, como intentando arrancar la piel”.

Como Naget “no se moría”, su expareja introdujo alimentos en su boca para que se atragantara.

Y el infierno no terminó ahí. Al ver que sus intentos por asesinarla no funcionaban, Eduardo Alfonso la levantó del suelo para clavarle un cuchillo en las costillas y la espalda.

“Buscó los cubiertos de la alacena y sacó el cuchillo. Me pidió que empezara a rezar porque ya me iba a morir, que no iba a salir viva. Me clava el cuchillo del lado derecho, pero no alcanzó a perforar; de igual forma en la espalda. Le daba vueltas al cuchillo para que entrara”.

Tras ello, el sujeto le atizó un fuerte golpe en la cabeza y la intentó estrangular nuevamente hasta que ella perdió el conocimiento.

“Me golpeó en el oído, perdí la audición. Me estaba saliendo un líquido del oído. Es cuando me empieza a asfixiar y pierdo totalmente el conocimiento. En ese momento me arrastró en la habitación y me amarró”.

Cuando Naget despertó, se encontraba atada de pies y manos. Ella escuchaba a su expareja hablando por teléfono en la habitación, preguntando a su interlocutor en dónde podía esconder su cuerpo.

La víctima piensa que el hombre planeó un feminicidio con antelación, pues antes de ese día ella ya le había manifestado la intención de separarse y el hombre asistió a ese viaje teniendo entre sus cosas las cuerdas con que la amarró.

Porque, “¿quién lleva consigo mecates para unas vacaciones de fin de año?”, se cuestiona la joven.

Mientras ella intentaba incorporarse, atada en el suelo, el sujeto planeaba cómo deshacerse de su supuesto cadáver.

“Hablaba por teléfono, preguntándole a alguien dónde podían llevar el cuerpo. Él se refería a mí como un cuerpo, daba por hecho que ya me había matado. Yo supongo que él ya tenía todo planeado porque él ya tenía las cuerdas preparadas para amarrarme”.

La víctima aprovechó cuando su agresor se encerró en el baño, pensándola muerta, para desatarse y salir corriendo con su bebé.

Apoyada por personal del hotel, Naget fue trasladada a un hospital en Tamaulipas. Aunque con varias lesiones, ambas sobrevivieron.

Cuando Naget interpuso la denuncia contra Eduardo Alfonso, su vida se volcó en otro infierno. En esta ocasión, por parte de la familia de su agresor, quienes la intimidaron y amenazaron durante varios días para que desistiera de continuar el proceso judicial.

Pero ella no lo hizo.

Hasta ahora, el hombre continúa en libertad y Naget sólo espera que la justicia llegue para que, por fin, pueda dormir con la tranquilidad de saber que Eduardo Alfonso ya no podrá atentar contra su vida ni la de su hija.

“Lo que más me preocupa es lo que nos puedan hacer. Él está enfermo, tiene un problema de drogas y alcohol, en algún punto creo que el va a querer terminar lo que empezó. Lo que él quería es que yo estuviera muerta”.

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