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Miércoles 27 de Noviembre 2024

Violencia e indiferencia, estigmas que aún afectan a la niñez

 

Por Erick Galicia Lozano México, 30 Abr (Notimex).- A pesar de los avances logrados en México en materia de derechos humanos, uno de los sectores donde todavía hay mucho trabajo por hacer es el de los niños, quienes enfrentan problemas como la violencia y la indiferencia. Así lo expuso la coordinadora del Programa sobre Asuntos […]


Por Erick Galicia Lozano

México, 30 Abr (Notimex).- A pesar de los avances logrados en México en materia de derechos humanos, uno de los sectores donde todavía hay mucho trabajo por hacer es el de los niños, quienes enfrentan problemas como la violencia y la indiferencia.

Así lo expuso la coordinadora del Programa sobre Asuntos de la Niñez y la Familia, Cynthia Harumi González Téllez, quien compartió con Notimex los avances y retos que México enfrenta en materia de derechos humanos de este segmento de la población, en el marco del Día del Niño.

En entrevista, reveló que de acuerdo con el informe de Resultados de la Consulta Infantil y Juvenil que se publicó hace algunos días, 22.3 por ciento de los encuestados de seis a nueve años reconoció haber sido maltratado en el último año.

Mencionó que según cifras de este estudio, realizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), 11.7 por ciento del grupo de entre 10 13 años también dijo haber pasado por maltrato y violencia.

González Téllez explicó que lo anterior se debe al alto índice de violencia que se vive en el país y en el mundo, y mencionó que de acuerdo con datos de la Unicef en su último informe de 2016, más de 63 por ciento de niñas y niños sufría violencia física por algún familiar o persona cercana.

De hecho, apuntó, el estudio señala que de los niños que sufren violencia, 6.0 por ciento padece algún castigo severo, en tanto que la violencia que afecta a este sector se presenta prácticamente en todos los ámbitos, desde la familia, hasta la escuela y las instituciones.

La especialista destacó que esta situación es el resultado de una cultura en la que la violencia, como medio de educación, se encuentra normalizada “no sólo en México, sino en toda América Latina” donde se tiene el lema “más vale una nalgada a tiempo”.

En realidad, anotó, este tipo de violencia ya no es justificable pues existen muchos avances en pedagogía, psicología y en ciencias médicas que nos han dado pautas a entender que hay otras formas de crianza y que han desarrollado corrientes como la “paternidad bientratante”.

Este nuevo esquema sustituye al tradicional método de “premio-castigo” por uno más racional que es el de “causa-consecuencia” y en el cual se trata de dialogar con el menor y ayudarlo a comprender que todo lo que haga o deje de hacer vendrá acompañado de un resultado favorable o negativo, resaltó.

Subrayó que estos nuevos esquemas pedagógicos incluso advierten de la importancia de considerar las diferentes etapas de desarrollo de las niñas y los niños, dado que no es sino hasta los ocho años cuando comienzan a interiorizar las reglas de convivencia.

Por ello, destacó que resulta estresante y violento que a una niña o a un niño se le castigue o pegue por no recoger sus juguetes o tener orden en sus cosas, cuando “todavía no comprende por qué debe mantener orden”, y lejos de ayudarlos a entender, sólo se les obliga, generando un resultado con reforzamiento negativo.

Admitió que resulta increíble que en pleno siglo XXI prevalezca la normalización de la violencia como método de educación y formación en este sector en particular, hecho que tiene sus raíces en problemas estructurales, de manera que la pobreza y la vulnerabilidad de las familias juegan un papel importante.

En ese sentido, González Téllez explicó que una familia que no cuenta con un ingreso suficiente y adecuado para brindar satisfactores necesarios para las niñas y los niños, terminan utilizándolos como mano de obra y los llevan a ser explotados laboralmente.

Como resultado de ello, según datos del levantamiento del Módulo de Trabajo Infantil del INEGI, hasta 2017 casi 32 millones de menores de entre cinco y 17 años realizaba trabajo infantil, lo que equivale a 11 por ciento de la población en ese rango de edad.

De este porcentaje, anotó, 0.7 por ciento estaba en ocupación no permitida y en trabajo doméstico en condiciones no adecuadas, por laborar sin el debido consentimiento que se supone deben tener de parte de sus padres para quienes tienen más de 15 años.

En cuanto a entidades, dio a conocer que Nayarit es el estado con mayor tasa de trabajo infantil con 19.7 por ciento, mientras que Querétaro es el que tiene la tasa más baja, con 7.6 por ciento, siendo las localidades menos urbanizadas las que más alta tasa de trabajo tienen, con un promedio de 13.6 por ciento.

Cynthia Harumi González refirió que en materia de matrimonio infantil, México ha tenido un gran avance, toda vez que desde 2015 se estableció el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPPINA).

Este sistema impulsó la prohibición del matrimonio de personas menores de 18 años, por lo que ahora el reto es revertir la prevalencia de uniones (no matrimonios) de adultos con niñas.

Esta situación todavía persiste en entidades como Chiapas, con 44.82 por ciento, Guerrero con 42.41 por ciento y Oaxaca, con 39.17 por ciento de niñas que se han unido conyugalmente a sus parejas antes de los 18 años.

El reto en este caso es ayudar a incrementar el nivel educativo, toda vez que está demostrado que entre mayor nivel de educación tengan las mujeres, menor riego tendrán de casarse a una edad no propicia, concluyó.

 -Fin de nota-

NTX/EGL/EGR/DIV16