Rogarán al Papa quitar a Rivera
Ciudad de México.- Dos grandes fotografías de Plutarco Elías Calles y Benito Juárez se alzaron a escasos cinco metros del acceso principal de la Catedral Metropolitana mientras adentro se oficiaba la misa de las 12. De las bocinas, del camioncito que acompañó a esta marcha de los diferentes desde la plaza de Tlaxcoaque, retumbó una voz femenina buscando respuesta entre un poco más de […]
Ciudad de México.- Dos grandes fotografías de Plutarco Elías Calles y Benito Juárez se alzaron a escasos cinco metros del acceso principal de la Catedral Metropolitana mientras adentro se oficiaba la misa de las 12.
De las bocinas, del camioncito que acompañó a esta marcha de los diferentes desde la plaza de Tlaxcoaque, retumbó una voz femenina buscando respuesta entre un poco más de mil quinientas personas: “¿Están listos?… Uno. Dos. Tres. ¡Disparen!…” Y el coro lanzó: “Besos. Besos. Besos, Besos…”
Sonrisas sin disimulo invadieron a las y los policías de tránsito que se habían colocado para defender el frente principal de la iglesia. Los feligreses fueron conducidos a la puerta lateral para ingresar al recinto. Eran las 12: 20 horas. Ahí se disipó cualquier tensión de miedo que hubiera habido desde temprano.
También a los extraños arrancaban carcajadas la mayoría de los cánticos dirigidos al Cardenal, como el de: “Norberto Rivera, ya píntate de güera”.
Ningún incidente violento, ni de palabra ni de obra, durante el recorrido de 9 cuadras, de la Plaza Tlaxcoaque al Zócalo capitalino. Más bien sí reaccionaron con aplausos, algunos paseantes y empleados de tiendas.
Esta marcha y concentración a la que convocaron a las prisas, parecía reacción a las manifestaciones que se registraron el día anterior en 57 ciudades de todo el país, algunas con presencia de mujeres vestidas con hábitos religiosos, sacerdotes y obispos sin sotanas, con muchos letreros bien hechos para que no se legisle en torno a los matrimonios igualitarios.
Aquí, rumbo a la iglesia, la mayoría de los letreros eran improvisados con leyendas en defensa “del derecho a tener la familia que cada quien quiera”.
Decenas de reporteros y aficionados a serlo tomaban imágenes de la columna, de los letreros, de la gente. No todos eran elementos del movimiento lésbico, gay, transgénero o bisexual . Marcharon en pequeños grupos vinculados a otros movimientos, como los de maestros disidente, militantes de Morena o de las Católicas por el derecho a decidir.
Iniciaron unas 700 personas. Al llegar al atrio se habían duplicado.
Marchaban como si se tratara de un paseo festivo. Las banderas con los colores del arcoíris dominaron. Las consignas y los cánticos más nuevos se cargaron de humor e ironías: “El amor no mata, el odio de Noberto sí”…”No escogí ser gay, sólo tuve suerte”.
Y en punto de las 12:40 las y los marchistas se apostaron a 5 metros de las rejas del acceso principal de la Cátedral. En el sonido callejero se escuchaba a Patria Martínez, vocera de los convocantes del Frente Orgullo Nacional, leer la carta que enviarán al Papa. Como reacción se unificó unos instantes la frase “Queremos que siga el Estado Laico”.
Adentro, el Cardenal pedía orar por los matrimonios cristianos, arrepentirse de los pecados porque “es una falta terrible, ser insensible a la ley de Dios”.
Afuera, junto a las fotos de Elías Calles y Juárez, alguien alzó también un pensamiento escrito de José Revueltas y entonces se metió a todas las cámaras de teléfonos y de las profesionales: “Somos sospechosos de ser intrusos en el planeta. Nos persiguen por eso; por ir, por amor, por desplazarnos sin órdenes ni cadenas”.
Ya cuando los diferentes de la marcha, a las 13:20 horas se dispersaban apareció un hombre con camisa y saco negros, que con voz estentórea de predicador y con Biblia en mano gritaba: ¡Arrepiéntanse… yo fui peor que ustedes. Dios perdona…!” De inmediato lo rodeó un remolino de gente. Policías se alertaron.
De pronto alguien gritó: ¡abrazos! Y los demás lo siguieron con un coro alegre: ¡Abrazos, abrazos, Abrazos.
El hombre se retiró apresuradamente seguido de algunos de esos portadores de la bandera multicolor, el símbolo de la diversidad, que también se alejaron de La Catedral.
La homilía
El cardenal Norberto Rivera Carrera llamó a tomar consciencia sobre la pérdida de valores eternos y fundamentales que hacen posible la convivencia humana y permiten diferenciar lo bueno de lo malo.
En su homilía dominical, destacó que el tema cobra importancia porque uno de los problemas que enfrenta la humanidad es la falta de un sentimiento de arrepentimiento, incluídos quienes trabajan y permanecen en la Iglesia.
Rivera Carrera reconoció que hay quienes dentro de la Iglesia sienten que están bien y que no tienen nada de que arrepentirse, por lo que terminan por ser tibios “no hacemos grandes males, pero tampoco hacemos cosas buenas”.
Sin embargo, planteó, sin la capacidad de percibir el dolor del alma, se perderá la capacidad de relacionarse con los demás, ya que “solo los estaremos juzgando”.
Recordó que en la visión cristiana los santos son quienes saben vivir con generosidad.
Los santos no son cosa del pasado, pues todos los días convivimos con santos que se entregan con amor y desinteresadamente buscando la salvación y santificación de los más necesitados, dijo el Arzobispo Primado de México.
YARED Y VERÓNICA, UNA HISTORIA DE AMOR DIFERENTE
Yered y Verónica son una pareja feliz. Con siete años de relación y casi año y medio de matrimonio, esperan a su primer hijo. Sus familias están emocionadas por ello y entre sus amigos y compañeros de trabajo no hay más que muestras de afecto. Pocas parejas de lesbianas pueden presumir algo así. Sin embargo, Yered reconoce un sentimiento de incertidumbre, pues ignora si su hijo será bien visto por sus amigos por provenir de un matrimonio de personas del mismo sexo.
“No sé si la sociedad esté lista para recibir a un niño con dos mamás”. La pareja considera que la familia jugará un papel muy importante para educar a ese hijo y ellas están seguras de que harán su parte para inculcarle valores y hacer de él una buena persona.“La idea es explicarle desde chico las diferencias entre las familias, de la diversidad.”
Rogelio Hernández/ Notimex