Los Zetas comían tamales y pozole… de carne humana
Juan “N”, jefe de los Zetas en algunas de las entidades del centro del país, aseguró que en el grupo criminal se acostumbraba a comer carne humana de enemigos
El reportero J. Jesús Lemus Barajas mantuvo una conversación con Juan “N”, jefe de los Zetas en algunas de las entidades del centro del país, quien aseguró que en el grupo criminal se acostumbraba a comer carne humana de enemigos en platillos como pozole, tamales o tostadas.
La plática con Juan “N” sucedió cuatro años antes de que Heriberto Lazcano Lazcano, líder de los Zetas, fuera abatido en Progreso, Coahuila, en 2012.
“He estado en reuniones en las que luego de enjuiciar a alguien y sentenciarlo a la pena de muerte, antes de ejecutarlo le ordena que se bañe a conciencia, incluso que se rasure todo el cuerpo, y lo deja que se desestrese por unas dos o tres horas; hasta les daba una botella de whisky para que se relajen mejor. Después ordena su muerte en forma rápida, para que no haya segregación de adrenalina y la carne no se ponga amarga ni dura“.
¿Cómo preparan la carne para comerla?
“He visto que El Lazca le gusta comerla en tamales y cocida en limón, en tostadas, como si fuera carne tártara”.
¿Qué parte del cuerpo es la que se come?
“Solo la nalga y el chamorro; de allí sacan los bisteces para preparar la comida. Una vez estuvimos en una reunión en la que se juntó a toda la gente; fue en una posada que se hizo en Ciudad Victoria, y esa vez mandó hacer pozole y tamales. Los que colaboraron con la carne fueron tres centroamericanos que se pasaron de listos. A mí me tocó ver cómo los prepararon para ponerlos en el pozole y en los tamales”.
¿Todos los que estaban en la reunión le entraron a la comida de carne humana?
“Todos sabían que era carne humana y yo no vi a nadie que le hiciera el feo al pozole ni a los tamales; incluso los militares que llegaron a la reunión, invitados por El Lazca, le entraron con mucho apetito.”
Lemus Barajas era director de El Tiempo, un pequeño diario en La Piedad, Michoacán, fue detenido en 2008 bajo el cargo de delincuencia organizada y fomento al narcotráfico, por lo que estuvo durante tres años en prisión, sin embargo, no hubo soporte legal ni pruebas al respecto.
El reportero narra estas experiencias en su libro Los malditos. Crónica Negra desde Puente Grande