Los mexicanos prefieren la botella
Mientras el consumo de agua embotellada sigue creciendo en México, las autoridades han omitido informar a la sociedad sobre la potabilidad del líquido vital proveniente de la llave, lo cual ha beneficiado a las grandes empresas embotelladoras. Desde el terremoto que azotó la Ciudad de México en 1985 y que dañó el sistema de distribución […]
Mientras el consumo de agua embotellada sigue creciendo en México, las autoridades han omitido informar a la sociedad sobre la potabilidad del líquido vital proveniente de la llave, lo cual ha beneficiado a las grandes empresas embotelladoras.
Desde el terremoto que azotó la Ciudad de México en 1985 y que dañó el sistema de distribución subterráneo de la capital, la imagen de un líquido contaminado quedó arraigada en el colectivo social.
A más de 30 años de esa tragedia y habiéndose realizado las reparaciones necesarias para entregar agua de calidad, pocas personas la beben. En contraste, México es el mayor consumidor per cápita de agua embotellada en el mundo: 98 por ciento de la población la ingiere.
“En la Ciudad de México, en la mayor parte de las delegaciones, el agua que sale de la llave cumple con la norma 127 de la Secretaría de Salud. Sí hay excepciones, por ejemplo en Iztapalapa y en algunas zonas de Tláhuac, pero aún en las zonas donde Sacmex nos dice que el agua es de perfecta calidad, la gente sigue sin beberla”, afirmó Cecilia Lartigue, directora del Programa Universitario de Manejo, Uso y Rehúso del Agua de la UNAM (Pumagua).
Negocios, bajo sospecha
Delia Montero, especialista de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, advirtió a CAPITALMEDIA que hay poca información sobre las prácticas de las grandes empresas embotelladoras, pues no siempre cumplen con todas las normas para garantizar un producto de calidad.
“No hay datos, lo que hacen las empresas es tratar de tener una concesión, que les den un pozo.
“Por ejemplo, cuando no les alcanza el agua compran pipa y esa es la que embotellan, y el agua de la pipa no sabes ni de dónde viene”, apuntó.
Esta preponderancia de empresas grandes ha generado oligopolio contra las pequeñas purificadoras.
Costos
Delia Montero detalló que el agua que ofertan las filtradoras está dirigida a las clases bajas, pues su costo y distribución se reducen a pequeños poblados y colonias.
En el caso de las grandes embotelladoras, revela que han desarrollado procesos de venta tan sofisticados como sus altas ventas: Atienden a más de dos millones 600 mil personas a la semana sólo para la distribución en hogares. “Nos están dejando el agua en la puerta de la casa”.
Mientras tanto, Cecilia Lartigue sostuvo que el costo del agua embotellada es mucho mayor al servicio de agua potable en los hogares, además de que esta última cubre otros usos.
“Lo que se paga por el agua potable es ridículo, según la encuesta que hicimos en promedio son 107 pesos por vivienda al mes, y 149 por el agua embotellada, lo que suma más de 200 pesos en el hogar”, apuntó.
BPG