Las historias del 19-S, a un mes del sismo
Hoy se cumple un mes del sismo que enlutó a la Ciudad de México. Los miles de damnificados que dejó el terremoto siguen con sentimientos de incertidumbre esperando los apoyos de las autoridades para volver a sus casas.
A un mes del fuerte sismo de 7.1 grados que sacudió a la Ciudad de México, la vida de miles de capitalinos cambió, los 228 muertos ya fueron enterrados y los escombros están siendo removidos, pero la tragedia y la incertidumbre sigue.
Agradecidos por estar con vida, quienes se quedaron sin hogar y cambiaron su casa por una residencia improvisada luchan cada día con intentar recuperar su identidad y su vida.
No les es fácil, después de 30 días la ayuda por parte del gobierno aún no llega, los corazones dadivosos de la población comienzan a extinguirse y el mal clima ocasiona que vuelvan a perder lo poco que recuperaron.
A estas situaciones adversas se suma el oportunismo político, la falta de ayuda real por parte del gobierno y la rapiña de otros capitalinos.
Para los damnificados del 19 de septiembre ya pasó la tempestad pero aún no llega la calma.
Israel Nieves Cruz pasó de cuidar el sueño y la seguridad de decenas de personas en la Colonia Roma a proteger solamente sus pertenencias, el edificio ubicado en el 107 de la Calle Morelia resultó afectado con el sismo de hace un mes.
El joven portero también resultó damnificado, perdió su caseta de vigilancia y ahora desde una silla de plástico en el Jardín Pushkin, que se encuentra justo enfrente, sigue siendo el vigilante del edificio de 10 pisos.
“Ahorita yo estoy apoyándolos porque mi labor era adentro, ahorita yo me quedo aquí en la calle para cuidar las cosas, tanto los vecinos vienen a checar que todo esté bien, que no pase nada, que no suceda ninguna anomalía o algo.
“Sigo al pendiente porque hay cosas que no han podido sacar (…) se ha prestado a que luego la gente se quiere meter a los edificios a robar o no sé, sí ha habido un poco de apoyo por parte de las autoridades que ya nos han estado apoyando de esa manera de que la gente tenga un poco de seguridad”, dijo Israel.
El joven vigía que trabaja de día y de noche también se mantiene alerta, desde una pequeña casa de campaña descansa y sigue pendiente de que ningún extraño busque meterse a robar las pertenencias de los habitantes de Morelia 107.
“Sí ha habido gente que quiere ver cómo está la situación, si hay alguien cuidando o no, para ver si en dado caso se pueden meter, pero pienso que como han visto que hay movimiento, tanto como de los vecinos como de uno que estamos aquí cuidando piensan que no va a ser fácil meterse, porque estamos aquí al pendiente”, manifestó seguro.
Además de vigilante, Israel es mudancero, ayuda a los inquilinos a sacar sus cosas y muchas veces hasta los auxilia para combatir sus miedos e inseguridades ya que aún no hay un dictamen oficial del edificio, no se sabe si sus jefes perderán su hogar y él su trabajo, o no.
“Es un miedo entrar ahí, hay veces que no pueden, los nervios te atacan ahí adentro, da miedo entrar pero ya en compañía de alguien que te conoce les ayudo a bajar cosas”, contó.
El joven, lejos de hacerlo por ganarse unos pesos comenta que lo hace porque los habitantes en algún momento le “echaron la mano”, ahora necesitan ellos su apoyo, por eso llueva, haga mucho sol, haya personas o sólo pertenencias, el portero de Morelia 107 seguirá vigilando.