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Viernes 22 de Noviembre 2024

Convierten aguas negras en biocombustible

 

El lodo residual es sometido a un proceso de secado térmico que posteriormente se convertirá en pequeños cilindros de biocombustible


Debido a la alta presencia de contaminantes en desagües del país, empresas ecológicas cuentan con tecnología para convertir residuos de tratamiento de aguas negras en biocombustibles de uso industrial.

La planta de Secado Térmico de Lodos permite, luego de un degradado de materia orgánica, la generación de biocombustibles para la industria cementera, esto con apoyo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Derivado del tratamiento para aguas negras se genera un lodo residual de olor fétido, pegajoso y con concentraciones importantes de gas metano, que contribuye al fenómeno de efecto invernadero; este desecho tiene como destino final los rellenos sanitarios al aire libre y los mantos acuíferos.

Para evitar que estos contaminantes sigan afectando al ambiente, el lodo residual es sometido a un proceso de secado térmico que posteriormente se convertirá en pequeños cilindros de biocombustible.

La creación de este combustible es posible gracias a la tecnología española empleada por la empresa ecológica BIEECO, con la cual el lodo residual es puesto en máquinas de aire caliente que giran al lado contrario del paso del contaminante para sustraer la humedad que contiene, creando así cilindros de lodo seco conocidos como pellets.

“Una vez cortados y secados perfectamente, los pellets serán transportados a los hornos de las cementeras para consumirse como un combustible ecológico que no despide CO2 ni contamina en absoluto”, explicó Mario Escárcega Leos, director general de la empresa mexicana BIEECO.

La planta de Secado Térmico de Lodos, ubicada en el municipio de Pesquería, Nuevo León, tiene la capacidad de convertir siete mil litros por segundo de lodo residual, lo que permite aproximadamente la producción de cuatrocientas toneladas diarias de biocombustibles con un costo de 500 millones de pesos, así como “una reducción de 30 por ciento de emisiones de contaminantes de las cementeras”, señaló.

“Las cementeras del país actualmente utilizan coque de carbón, que tiene un poder calorífico muy alto, pero tiene la desventaja de producir mucho CO2, que afecta directamente al medio ambiente”, expuso Escárcega.

 

El pellet de lodo residual contiene un tercio menos de poder calorífico que el coque de carbón, lo que significa que se necesita producir tres veces más biocombustible para cumplir con los requerimientos de los hornos en las cementeras y generar el calor que necesitan.

Escárcega Leos adelantó la construcción de dos plantas más: una en Jalisco, planeada para que convierta ocho mil litros por segundo de lodo residual, y otra en Atotonilco, Guanajuato, con capacidad de 25 mil litros por segundo.

Por otra parte, Gisselle García Maning, abogada del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), expuso que la creación de un biocombustible no garantiza la no formación de otro tipo de emisiones contaminantes, por lo que esta medida no resolverá problemas tan grandes como el cambio climático o la contaminación atmosférica.

“Se requiere que esas medidas no solamente funcionen por sí solas, sino que trabajen de manera conjunta con otras”, adujo.

Finalmente, agregó que es necesario tener en cuenta que la maquinaria debe ser adecuada para una óptima aceptación del biocombustible, para lograr mayores beneficios para el medio ambiente.

MV