Con porras y cantos reciben a Laura Galván en La Sauceda, Guanajuato

Alrededor de las 10 de la noche en La Sauceda, Guanajuato esperaban con ansia el arribo de una mexicana exitosa. La emoción se apoderó de la muchedumbre, que rodeó el auto una vez que se detuvo.

Estallaron con porras y cantos, ante una azorada Laura Esther Galván. La campeona panamericana de los 5 000 metros bajó de la unidad y enmudeció frente a tamaño recibimiento. Con dificultad, trataba de avanzar en medio de vítores, aplausos y abrazos, al son del “Cielito Lindo”.

Hoy La Sauceda es célebre por ser la cuna de la mejor deportista que ha dado el municipio. Y no lo esconden: gritan a pleno pulmón el orgullo de ser vecinos de la veloz “Gacela”, esa que sorprendió obteniendo con un cierre ciclónico la medalla de oro en Lima, Perú.

Todos quieren saludarla, abrazarla, hablarle. Desean tocar la medalla, le piden que la muestre, y Galván no sale de su asombro. Boquiabierta, acaricia las cabecitas de los niños y niñas que hoy, afortunadamente, tienen un ejemplo a seguir distinto a los que tradicionalmente han presenciado. Se nota cansada después del largo viaje, y apenas alcanza a agradecer el recibimiento.

Pero se ve contenta. El griterío es ensordecedor. Los habitantes del poblado viven un sueño despiertos, por gracia y obra de una joven decidida a demostrar que los ideales pueden ser realidad, cuando se lucha con entrega y convicción para conseguirlos.