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Viernes 22 de Noviembre 2024

Barcos fantasma preservan la vida marina

 

Son espacios para la vida submarina, además de proporcionar sitios alternativos para el llamado ecoturismo


Los arrecifes artificiales se han convertido en una de las estrategias más exitosas para crear un hábitat adecuado para la flora y fauna marinas.

Son construidos con diversos materiales como metal o concreto, rocas de gran tamaño o pilotes de cemento, pero el más práctico ha sido emplear grandes barcos que perdieron su capacidad útil.

Esta última opción, la de hundir buques de acero, fue empleada por la Armada de México para contribuir a la preservación de la naturaleza submarina y para darle un destino final a los barcos que dieron servicio a la protección de los litorales mexicanos.

Pero no se trata sólo de hundir el navío, ya que existe un protocolo según el acuerdo secretarial número 103, mediante el cual se expiden los formatos que establece la Ley de Vertimientos en las zonas marinas mexicanas.

Para poder llevar a cabo el vertimiento o hundimiento de un barco, por normatividad de la Secretaria del Medio Ambiente (Semarnat), la unidad en cuestión debe quedar limpia de todo tipo de contaminantes, como hidrocarburos o metales que puedan contaminar el mar, así como los accesorios, madera, aluminio, vidrios, equipos tecnológicos y radioactivos, motores, etcétera. Estrictamente debe quedar solo el puro casco del barco, para que la flora y fauna marina no tenga obstáculos para su libre desplazamiento.

En los últimos 17 años, la Secretaría de Marina (Semar) ha hundido nueve buques de la Armada de México que han dejado de prestar servicio activo.

El hundimiento del “Comodoro Manuel Azueta” se realizó el pasado 6 de noviembre en las costas de Veracruz, en la zona del arrecife Rizo; después de 42 años de servicio.  Este navío formó parte de la marina de Estados Unidos, donde realizó operaciones en el océano Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, en la Batalla del Atlántico y en Pearl Harbor y fue donado a nuestro país en 1973.

En México, su principal función fue como buque escuela (antes de la llegada del buque escuela Cuauhtémoc). El barco mide 93 metros de eslora (largo), 10 metros de manga (ancho), 16 metros de altura y 3.55 de calado. Se dio de baja de la institución el 1 de junio de 2015.

El capitán de navío del Cuerpo General Diplomado del Estado Mayor Naval, Ángel Adolfo Mora Chávez, director del Instituto Oceanográfico del Golfo y Mar Caribe, explicó que fueron activadas  descargas explosivas para lograr el cometido.

“Mediante detonaciones para crear hoyos aproximadamente de 30 centímetros de diámetro con lo que se llenaron de agua los tanques y permitieron el vertimiento de la unidad”.

Por su parte, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas aclaró las condiciones en que se encontraba: “Al buque le fue removido todo el material que pudiera contaminar el medio ambiente o poner en riesgo las actividades de buceo”.

Entre los principales beneficios de los arrecifes artificiales destacan:

  • Son espacios para la vida submarina, además proporcionan sitios alternativos para el llamado ecoturismo, donde se practica buceo y  pesca deportiva.
  • Funcionan como punto nodal para proyectos de investigación acuática.
  • Permiten analizar la estructura comunitaria, la selección de hábitat y el efecto que tiene la profundidad en la diversidad y riqueza de peces crípticos en los arrecifes artificiales e identificar el flujo energético que tienen los peces en la cadena alimenticia.
  • Evitan la pesca ilegal con el uso de redes de arrastre, con las que se destruyen los ecosistemas naturales.

Con información de Guillermo Espinosa
smg