Advierten que insensibilidad favorece trata y explotación infantil
Por Erick Galicia Lozano México, 1 May (Notimex).- Pese a los avances en materia de protección de derechos de niñas y niños, en México existe un problema de insensibilidad por la normalización de la violencia hacia ese sector que deriva en situaciones de trata y explotación de menores de edad, advirtió Yuriria Álvarez Madrid. La […]
Por Erick Galicia Lozano
México, 1 May (Notimex).- Pese a los avances en materia de protección de derechos de niñas y niños, en México existe un problema de insensibilidad por la normalización de la violencia hacia ese sector que deriva en situaciones de trata y explotación de menores de edad, advirtió Yuriria Álvarez Madrid.
La directora general del Programa contra la Trata de Personas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se refirió al escenario que este organismo ha detectado en territorio nacional.
En entrevista explicó que, según cifras oficiales obtenidas en procuradurías y fiscalías del país, cuando se habla de víctimas de trata se habla de que 73 por ciento son adultos y 27 por ciento infantes.
En ese sentido cuando se divide por sexo 75 por ciento de las víctimas son mujeres adultas y 25 por ciento niñas; cuando se trata de hombres las cifras son 63 por ciento adultos y 37 por ciento niños.
De hecho se ha observado que la mayoría de las denuncias son de índole sexual, de manera que uno de los temas principales que más afectan a los menores de edad cuando se refiere al delito de trata de personas es el de la prostitución.
Sin embargo, explicó que las cifras cambian cuando se trata de denuncias y quejas registradas en la CNDH, en donde se ha podido detectar que prevalece un marcado fenómeno de explotación laboral de menores de edad en los campos y más recientemente un preocupante incremento de niños que están siendo captados por la delincuencia organizada.
Esto ha llevado al presidente de la CNDH, Luis Raúl González, a advertir este problema que está afectando gravemente a niñas, niños y adolescentes y que no está siendo captado como trata de personas.
Esto es resultado de una cultura de normalización, que invisibiliza a niñas y niños como sujetos de derecho y sólo se les contempla como un objeto o una mercancía, de ahí que las cifras podrían ser mayores a las registradas porque la misma población no considera esas situaciones como un problema de trata y explotación.
En este sentido, muchos de los menores que están siendo captados por la delincuencia organizada son utilizados para delinquir, como “carne de cañón”, y cuando son detenidos no hay quien los atienda como víctimas sino que sólo se les aplican las acciones preventivas.
Y lo mismo pasa con comunidades indígenas, en donde niñas y niños están siendo sustraídos por tratantes de personas para después llevarlas a casas como servidumbre, incluso explotación sexual en cifras que podían ser mayores a las oficiales.
Esa normalización hace que quienes compran o contratan los servicios de niñas y niños para servicios domésticos lo hacen con la engañosa idea de que “les estoy dando casa y comida a cambio de que me trabajen”, cuando en realidad se está incurriendo en explotación laboral, lo cual es un delito.
Álvarez Madrid advirtió que en México también existe una confusión entre lo que es un tratante y un explotador; en pocas palabras el tratante es el que se encarga de surtir de personas a los explotadores.
En ese sentido resulta que, en muchas comunidades, son los mismos familiares quienes son los tratantes y ven normal el vender a hijas e hijos, mientras quienes los compran se convierten en explotadores.
Esa confusión es la causante de que al investigar el fenómeno de trata de menores las cosas no cuadren, pues muchos consideran a los explotadores como tratantes en tanto que los tratantes ni siquiera son percibidos, de manera que no es posible hacerse a la idea de la magnitud del problema que podría ser mayor de lo estimado.
Pero la situación ha empeorado, pues entre los que se dedican a la trata de niñas y niños en los últimos años se ha registrado un incremento de aquellos que los sustraen no sólo para explotación sexual, sino para la delincuencia organizada.
En ese sentido ya ni siquiera recurren a la técnica de un “enamorador” que engañe a las niñas y a los niños para luego llevarlos con los tratantes, que a su vez los venden a los explotadores sexuales.
En realidad, esta nueva modalidad se trata simplemente sustraer a los menores con amenazas directas o simplemente se los roban y ponen a delinquir, lo que nuevamente ha llevado a esta Comisión a buscar la manera de hacer frente a ese problema.
Esa urgencia priva en particular con la población infantil y juvenil, ya que se trata de un sector que no está debidamente informado ni protegido, porque no hay muchos programas de orientación que pongan en alerta a los menores sobre los riesgos a que se exponen ante los tratantes, ni como identificarlos o evitarlos.
Por lo pronto, anunció que en breve la CNDH dará a conocer un diagnóstico que revela los puntos clave en donde es necesario poner atención para hacer frente a la trata y explotación de personas en el país, un problema donde niñas y niños son los más vulnerables.
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NTX/EGL/MMH