Semestre rojo para la UNAM
A punto de terminar su ciclo escolar 2018, el cual será recordado como uno de los más polémicos tras una ola de violencia, inseguridad y acusaciones de acoso sexual en CU
Casos de feminicidio, muertes en situaciones poco claras, acusaciones de acoso sexual, inseguridad y narcomenudeo son algunos de los temas que movilizaron a la comunidad universitaria y que todavía permanecen sin respuesta o acciones concretas.
Las autoridades universitarias se han limitado a emitir enérgicos comunicados donde reprueban y lamentan cada unos de los factores que se han visto relacionados con esta coyuntura de inseguridad y violencia que parece no acabar, tanto en instalaciones de la universidad como fuera de la misma.
FEMINICIDIOS
El último caso que adquirió relevancia fue el doble feminicidio de Graciela y Sol Cifuentes, académica y alumna, respectivamente, de la Facultad de Arquitectura de dicha casa de estudios. Fueron asesinadas y calcinadas la noche del pasado 15 de marzo en su casa que se encontraba en reparaciones por el 19S en una privada de la comunidad de Santa Rosa Xochiac, en la Delegación Álvaro Obregón.
Tras los hechos, al menos dos protestas-homenajes fueron realizadas al interior de la Ciudad Universitaria, a cargo de familiares, así como estudiantes y personal administrativo de la facultad donde Sol tomaba clases a diario y Graciela impartía diplomados de fotografía con opción a titulación.
También, el caso de Lesvy Berlín Osorio, que el pasado 3 de abril de 2017, fue localizado su cadáver pendiendo de una caseta telefónica, a un costado del edificio del Instituto de Ingeniería de la UNAM. Al momento del hallazgo, distintas partes del cuerpo de la joven presentaban evidentes signos de violencia.
Las primeras líneas de investigación llegaron a señalar que se trataba de un suicido, sin embargo, esta hipótesis fue desechada debido a los respectivos cruces de información y pruebas obtenidas en vídeo, dando por concluido que fue un estrangulamiento ejecutado, hasta abril de este año se catalogó bajo una perspectiva de género.
NARCOMENUDEO E INSEGURIDAD
Tras el abatimiento de Felipe de Jesus Pérez Luna, alias “El Ojos”, quien era el líder del autodenominado Cártel de Tláhuac, el mercado de la compra y venta de droga en Ciudad Universitaria quedó en una disputa entre al menos tres grupos del crimen organizado, los cuales ya se peleaban el territorio desde hace algunos años atrás.
Reporte Índigo documentó durante el pasado mes de febrero que en la Máxima Casa de Estudios operan células de narcomenudistas pertenecientes al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), al Cártel de Tláhuac y a una banda autonombrada Los Rodolfos.
Por el control de al menos 5 zonas en donde se consume y comercia todo tipo de sustancias ilegales, estos grupos delictivos han movido sus piezas en el campus central, generando miedo y restricciones entre los estudiantes y provocando la inercia de autoridades universitarias, que muchas veces pasan por alto esta clase de actos con tal de no generar un conflicto interno y que vulnere el principio de autonomía de la UNAM.
Durante el pasado 23 de febrero, un riña entre bandos opuestos terminó con la vida de los narcomenudistas David ‘N’ y Francisco ‘N’, de 20 y 29 años, respectivamente, quienes se dedicaban a vender droga en la zona de los frontones de la Ciudad Universitaria, situada entre los edificios de la Facultad de Contaduría y el Anexo de Ingeniería.
Con cierta regularidad, autoridades capitalinas realizan operativos en las inmediaciones del campus central de la universidad con el fin de inhibir toda clase de actos delincuenciales, sin embargo, estos han sido insuficientes para contener la inseguridad que azota dicha zona.
ACUSACIONES DE ACOSO SEXUAL
Durante el 14 y 15 de marzo de este año, las facultades de Filosofía y Letras (FFyL) y de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) entraron respectivamente en un “paro feminista”, debido a que en días previos estudiantes de ambas escuelas habían denunciado acoso y agresiones sexuales por parte de la plantilla de profesores, compañeros de carrera e incluso personal administrativo.
En ambos casos, y con un día de anticipación, las instalaciones fueron tomadas por grupos de encapuchadas pertenecientes a las brigadas feministas internas y los edificios permanecieron cerrados al estudiantado en general. No obstante, los dos paros fueron en modalidad de ‘activos’, por lo que en algunas aulas se llevaron a cabo conservatorios y exposiciones relativas a distintos temas de género.
Sumado a los paros laborales y tomas simbólicas de las instalaciones, un contingente integrado en su mayoría por mujeres de la FCPyS, además de otras escuelas, marchó en diversos circuitos y al interior de la Ciudad Universitaria exigiendo a las autoridades una revisión del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM. Acusaban que este no estaba siendo ejecutado de manera correcta y necesitaba modificaciones.
Información de Erick Miranda/Reporte Índigo
smg