Flor más bella del ejido… no sólo es de Xochimilco
Leticia Ayala Ramírez logró cautivar al público de Xochimilco en la Ciudad de México. Su hazaña le valió obtener el primer lugar, en el segundo año en el que compitió, y aunque no era habitante de esa delegación, como representante de Iztapalapa en 2007 fue declarada la Flor más Bella del Ejido.
Sabedora que sobre ella recae una tradición de 81 años, iniciada a petición del presidente Lázaro Cárdenas en 1936, recuerda aquel momento en que con su discurso logró cultivar a los asistentes al evento, pese a ser “fuereña”.
“Una vez que fui ganadora me di cuenta que te conviertes en embajadora cultural, no sólo de Xochimilco, sino de la Ciudad de México. Asumes el papel de ser una buena representante de aquellas que no ganaron”, indica.
El amor por esta tradición “poco difundida”, asegura, la llevo a plasmar no sólo su experiencia, sino además contar la historia en su tesis de licenciatura donde recopiló las experiencias de cada una de las mujeres que ocuparon el primer lugar desde los inicios del concurso hasta 2010, para tratar de documentar un hecho cultural que, considera, el Gobierno de la Ciudad de México ha desatendido y dejado en manos de la administración delegacional, la cual no cuenta con los recursos suficientes para poder dar a conocer con mayor amplitud la convocatoria.
Este año las autoridades informaron que se celebra la edición número 232 de la llamada Fiesta de la Flor más Bella del Ejido 2017, donde será electa una joven de un total de 44 participantes que se registraron; la nueva representante –que será elegida hoy– realizará diversas labores durante un año.
“A pesar de los tiempos en los que vivimos es una delegación muy rica en cuanto a tradiciones y costumbres, también gente distinguida en la poesía como Fernando Celada, en la música como un Quirino Mendoza. Personas como Dolores Olmedo que recopiló obras de Frida Kahlo y Diego Rivera, y que al final dejó como su legado en un museo”, expresa Sandra Ramírez Ávila, Flor más Bella del Ejido 1988.
Ella también coincide que el concurso no tiene una gran difusión, como lo hacen con Nuestra Belleza México, aunque asegura que son totalmente diferentes pues “hay un proceso ancestral, se elige el traje, el bordado de la blusa, la faja, la elaboración del chincuete, el rebozo. Además de preparar un tema para exponerlo al público”.
Ramírez Ávila recuerda que como representante de Xochimilco, se acercó al concurso por su vecina Araceli Santamaría, Flor más Bella del Ejido 1965, quien sembró en ella las ganas de concursar.
Ser bajita no le impidió coronarse y llevarse a casa 600 mil viejos pesos y un viaje a Acapulco. En la edición de este año, el primer lugar obtendrá 40 mil pesos, el segundo 30 mil y el tercero 20 mil.
Para llegar al concurso las participantes reciben un curso de capacitación en el cual aprenden a hablar en público, además de manejo corporal. Leticia Ayala señala que la mayor evaluación que hacen los jurados es el mensaje, posteriormente el atuendo y la gallardía al portarlo. Los temas que se establecieron este año fueron: cultura de la delegación que representan, la mujer en la historia, patrimonio cultural de la humanidad, desarrollo sustentable en Xochimilco, ciudades mexicanas patrimonio mundial y equidad de género.
“Este año se abordó mucho el tema de equidad de género. Estuve presente en la semifinal, una niña abrió con un mensaje muy bueno, muy fuerte y muy valiente. La flor violeta habló acerca de los feminicidios y el acoso a la mujer, dio cifras muy alarmantes no sólo de la ciudad, sino específicamente de Xochimilco”, explica Ramírez.
Las triunfadoras de la Flor más Bella del Ejido de 1988 y 2007 coinciden en que el certamen es importante, pues se aleja de otros concursos de belleza, ya que tiene como objetivo revalorar a la mujer mestiza que habita en la Ciudad de México, pero al mismo tiempo mantener las bases de una herencia prehispánica.
POR: LUIS MÉNDEZ