“The Mandalorian”, primera serie de acción real de Star Wars
La marca "Star Wars" es absolutamente imparable en manos de Disney y ellos mismos se han dado cuenta o al menos en el cine.
“The Mandalorian” es la primera serie para televisión de acción real de Star Wars, y aparece como flamante punta de flecha del lanzamiento de Disney. Creada por Jon Favreau, ha mantenido en secreto la mayoría de sus aspectos de producción casi hasta el estreno de su piloto, que sirve, principalmente como expositor de lo que tiene que ofrecer y cómo va a presentarlo. En tan solo 38 minutos se las arregla para establecer la trama, presentar algunos personajes clave e incluir los guiños a Star Wars que los fans han venido a buscar.
Es un episodio diseñado para que los espectadores absorban información y conozcan a Boba fett, el Mandaloriano, interpretado por un Pedro Pascal al que no vamos a ver la cara en el episodio, un cazarecompensas con la tarea conseguir una pieza misteriosa para alguien que solo conocemos como el cliente, interpretado por el director Werner Herzog. En el camino se encuentra con un Ugnaught llamado Kuiil (Nick Nolte) y un droide de recompensa llamado IG-11 (Taika Waititi) y poco más para ir describiendo los tonos que va a tener la serie, que se mueve a un ritmo asombroso y una claridad narrativa envidiable.
Puede que haya demasiada información para tan poco tiempo, hay destellos muy rápidos de la infancia del protagonista un poco forzados, pero que pueden tener sentido en una serie que toma cosas del spaguetti western, convirtiendo al cazarrecompensas en un posible Harmónica de ‘Hasta que llegó su hora’ (C’era una volta il West, 1968), con otras propiedades de antihéroes leonianos como el silencio y el misterio alrededor de sus orígenes o motivaciones. Visualmente, Favreau toma nota de Ron Howard para describir su western del espacio.
Los espacios abiertos, la descripción estética de los planetas, no tiene nada que envidiar a las películas de la saga, aunque su condición televisiva se deja notar más en los escenarios cerrados, en donde la puesta en escena es mucho más vulgar, típica de segunda unidad. Su fotografía, diseño de producción y reparto son estupendos y su actitud sobria la emparentan con cine de aventuras de otras épocas, aunque hay una sombra de producto para todos los públicos que no acaba de casar con el tono de misiones de cazarrecompensas duros y mundos de crimen.
Por otra parte, es imposible no prestar toda la atención cuando se dejan caer detalles de lo que está sucediendo en el universo de Star Wars después de “El Retorno del Jedi” (Return of the Jedi, 1983), aunque no es capaz de salir de su condición de fan fiction caro, sobre todo en detalles que evaporan la magia de la trilogía original, como cierto uso de la música que choca con sus intenciones old school la mezcla de efectos prácticos y digitales es estupenda y a veces se deja ver demasiado al Favreau juguetón de Marvel en algunos personajes que hablan más de la cuenta.
Puede que “The Mandalorian” no sea un producto arriesgado o que no acabe de estar a la altura de lo que la fatiga “Star Wars” exige, pero su apuesta por la simplicidad es una ventaja, no deja de tener el espíritu de los viejos seriales de aventuras de dónde bebe la saga, con una buena cantidad de monstruos, tiroteos y viajes de un sitio a otro. Muchos esperarían mucho más de ella, pero como serie de aventuras de serie b es trepidante, toca todas las teclas adecuadas y no da vueltas innecesarias, como si saliera de un momento en el que a las series no se les pedía más. Pues bienvenida.