Los de izquierda se dividen por ideas; los de derecha, se juntan por intereses. No pueden tener acuerdo hasta el juicio final: José Mújica
La visita de José Alberto Mújica, quien gobernara a Uruguay de 2010 al 2015, causó enorme expectativa entre los integrantes de la bancada mayoritaria de Morena en el Senado de la República, al grado que en su larga disertación advirtió: “Recuerden que los de izquierda se dividen por ideas; los de derecha, se juntan por […]
La visita de José Alberto Mújica, quien gobernara a Uruguay de 2010 al 2015, causó enorme expectativa entre los integrantes de la bancada mayoritaria de Morena en el Senado de la República, al grado que en su larga disertación advirtió:
“Recuerden que los de izquierda se dividen por ideas; los de derecha, se juntan por intereses. No pueden tener acuerdo hasta el juicio final, es imposible, traten de tener acuerdos con una etapa de cuatro, cinco años y después discuten y otra vuelta, y luego de mantener la unidad, tienen una responsabilidad tremenda”.
Legisladoras y legisladores colmaron uno de los salones de trabajo para escuchar la amena disertación del exmandatario y exguerrillero, flanqueado por los senadores de Morena Mónica Fernández Balboa y Ricardo Monreal.
El extupamaro fue desgranando ideas y ganando adeptos. Mencionó que las naciones latinoamericanas tienen un enorme desafío pues “nuestros hijos, nuestros nietos tendrán que negociar en un mundo con un Estado multinacional, como China, que tiene cinco mil años, o la India, o la Unión Europea, o Estados Unidos con su tierra prometida o Canadá, mientras que las repúblicas latinoamericanas en ese mundo, no existimos. Son sólo cuatro los países latinoamericanos existentes, obviamente Brasil México, Argentina y Colombia”.
Con cascada y pausada voz, Pepe Mújica, como todo mundo lo conoce, dijo: “Pertenezco a una generación que se está yendo, de gente que quiso cambiar al mundo, que soñó que, cambiando las relaciones de producción y de distribución, podíamos tener un mundo un poco mejor.
“Nietos o bisnietos del nacionalismo, no podíamos saber todavía que lo sistemas generan una cultura, una cultura subliminal; y que si no hay cambio cultural no cambia nada y que lo más difícil que hay en las sociedades es, precisamente, los cambios culturales.
“Por eso, tengo 71 años de militancia y 85 de vida. Soy una especie de león herbívoro, envejecido y lleno de reumatismo; y estoy cumpliendo mi papel tirando semilla, como los usos del campo, no como las plantas de cultivo; porque la naturaleza hace las cosas para la vida, no para el negocio”.